Homenaje póstumo a Julián Marías

El mejor homenaje que se puede ofrecer a una figura relevante, no suficientemente reconocida , ni antes , ni ahora , por las razones que sabemos, es leer algunas de sus opiniones sobre la vida, los hombres,la filosofía o este país, llamado España...

Quiero recoger sólo algunas de sus ideas , por si pueden servir de algo. Aunque como decía su maestro "Lo mejor que se puede hacer con las personas no es mostrarles la verdad, sino el camino para llegar a descubrirla por ellos mismos", a algo así, porque no recuerdo exactamente la frase.

Vayamos con J.M.

Vidas "mal planteadas": Hace muchos años, tantos que no puedo recordar cuándo, empleé por primera vez esa noción, "vidas mal planteadas", que me ha servido para entender muchas cosas. La vida humana es siempre insegura, azarosa, expuesta a mil contratiempos y fracasos; muchas trayectorias se interrumpen, se abandonan, se frustran, tal vez con violencia. Pero puede haber una dificultad de otro orden, que condiciona todo el decurso de una vida: si ésta, desde pronto, está "mal planteada"... (sigue)

Lo irrenunciable: No se debe ser intransigente ni intolerante. La política, en particular, no debe serlo. Consiste en entenderse con los ojos discrepantes, ceder lo que es debido, o al menos aconsejable, buscar el consenso y la cooperación de las diversas fracciones de un país -o de varios países entre sí-. Pero esta actitud, que es inteligente y noble, que favorece la convivencia, tiene algunos límites, que conviene recordar. (sigue)

La muerte de la vida privada: La vida -siempre lo he creído- es ante todo vida privada. Si se la destruye, se destruye la vida sin más, se la despoja de su condición humana. Por eso es a última hora imposible que la vida privada desaparezca.(Sigue)

Complacencia indebida: Es frecuentísimo el espectáculo, para mí entristecedor, de personas estimables que aceptan sin resistencia cosas, decisiones, empresas, propuestas, colaboraciones, que les parecen indeseables, que acaso les repugnan, pero que por su complacencia reciben una injusta autorización, en algunas ocasiones un aparente prestigio, con el influjo y la eficacia que ello lleva aparejados. (Sigue)
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Y se les ha abierto el apetito, pulsen aquí "