Examinando al blog: de exámenes, de valoraciones propias y ajenas
El otro día, debía de ser que no tenía nada más importante que hacer, leí en alguna otra bitácora o blog, que había un programilla que evaluaba la calidad de los sitios de internet. Este tipo de cosas, para los zascandiles informáticos como yo, despiertan una cierta curiosidad. Por supuesto caí en la tentación de problarlo. Primero por ver de qué iba la cosa y además porque sentía el ese run run de saber cómo te valoran los demás.
Hay un tipo de personas a las que les importa un bledo la opinión de los demás, y van por la vida haciendo lo que les sale de los mismísimos... bueno, pregunten al Sr. Carod, ya me entienden.Entre ese tipo de personas, los hay a quien les importa muy poquito si hay que machacar al personal, pero hay otros que lo hacen, simplemente, porque pretenden ser ellos mismos,y no quieren que les definan los demás.Además consideran, me parece que justamente, que es el mejor servicio y la mejor manera de amistad que pueden prestarles.
Si dejamos que nuestras emociones se apoyen demasiado en la creencias y afirmaciones del otro, no estamos siendo nosotros y nos ponemos en sus manos.Nos estamos, y le estamos engañando. Ya ven qué de rodeos para decir que los examinadores, los evaluadores pueden y suelen engañarnos, que debemos tratar de ser nuestros mejores y ecuánimes evaluadores.
Y volviendo al evaluador he de decirles que se llama "Gematriculator".A pesar de lo que dice de sí mismo, es una auténtica chorrada:Esto es lo que dice de sí mismo el sesudo, con s, "evaluador:" The Gematriculator is a service that uses the infallible methods of Gematria developed by Mr. Ivan Panin to determine how good or evil a web site or a text passage is."
Y he aquí el resultado: 30% malo, 70% estupendo. Me hubiera gustado ser un poco más malo, los buenos (ni siquiera los blogs) tienen porvenir. No se comen ni una rosca (informática, por supuesto)
Pero la verdad es , que aunque de broma, a veces dependemos demasiado de la evaluación que los demás puedan hacer de nosotros y dependemos en mayor o menor grado, de su juicio. Y la única evaluación válida, es la que hagamos, sinceramente, nosotros mismos, sobre la razón y el motivo de nuestros actos.
Hay un tipo de personas a las que les importa un bledo la opinión de los demás, y van por la vida haciendo lo que les sale de los mismísimos... bueno, pregunten al Sr. Carod, ya me entienden.Entre ese tipo de personas, los hay a quien les importa muy poquito si hay que machacar al personal, pero hay otros que lo hacen, simplemente, porque pretenden ser ellos mismos,y no quieren que les definan los demás.Además consideran, me parece que justamente, que es el mejor servicio y la mejor manera de amistad que pueden prestarles.
Si dejamos que nuestras emociones se apoyen demasiado en la creencias y afirmaciones del otro, no estamos siendo nosotros y nos ponemos en sus manos.Nos estamos, y le estamos engañando. Ya ven qué de rodeos para decir que los examinadores, los evaluadores pueden y suelen engañarnos, que debemos tratar de ser nuestros mejores y ecuánimes evaluadores.
Y volviendo al evaluador he de decirles que se llama "Gematriculator".A pesar de lo que dice de sí mismo, es una auténtica chorrada:Esto es lo que dice de sí mismo el sesudo, con s, "evaluador:" The Gematriculator is a service that uses the infallible methods of Gematria developed by Mr. Ivan Panin to determine how good or evil a web site or a text passage is."
Y he aquí el resultado: 30% malo, 70% estupendo. Me hubiera gustado ser un poco más malo, los buenos (ni siquiera los blogs) tienen porvenir. No se comen ni una rosca (informática, por supuesto)
Pero la verdad es , que aunque de broma, a veces dependemos demasiado de la evaluación que los demás puedan hacer de nosotros y dependemos en mayor o menor grado, de su juicio. Y la única evaluación válida, es la que hagamos, sinceramente, nosotros mismos, sobre la razón y el motivo de nuestros actos.
Comentarios
Supongo que, como mínimo, notable alto, ¿no?.
Por debajo, el Gematriculator, que ya tiene bemoles el nombrecito, mas que injusto es rematadamente gilí.