Douce se confiesa

LA CRISIS
By DOUCE

Pues verán, ahora que parece que toda esta vorágine de fiestas, viajes, compras, comilonas, campanadas, loterías, entradas y salidas de eso que llaman ‘Años’, se han acabado, los perritos, que no hemos entendido nada de toda esta barahúnda, empezamos a sentir algo de paz y de sosiego. Nosotros tenemos un ritmo de vida mucho más tranquilo, no nos guiamos por un tiempo dividido en días, meses, años, festividades, efemérides, rebajas, prisas, nervios y otras preocupaciones que tanto trastornan inútilmente a los humanos.

Pasamos por algunas crisis es cierto, tampoco demasiadas, pero no obedecen a esas causas y sabemos salir de ellas en poco tiempo, sin cacarearlo, en silencio, para no molestar a nadie con nuestras quejas. Por una vez, que será probablemente la primera y quizá la última, les voy a contar una pequeña crisis que he atravesado y que hasta ahora me he callado. No me gusta andar propalando por ahí mis pequeñas miserias porque no tengo casi ninguna, y si las tuviera, tampoco andaría pregonándolas. Nuestros problemas no son para entristecer a los demás que ya tienen bastante con los suyos.

Les conté hace unos días que por Navidad me había venido a visitar mi prima Dandy. Nuestra convivencia iba bastante bien. Yo había permitido invadir mi ‘territorio’ y ella no se había mostrado demasiado invasora. Pero un día, en la cocina, en un acto espontáneo, mi mamá sacó mi comida sin darse cuenta de que por allí andaba Dandy. Yo fui hacia mi cuenco, ella también se acercó y fue entonces cuando yo le mostré mis dientes y le dije en mi lenguaje “¡Todo, menos mi comida, eso no lo tolero!”. La respuesta de Dandy fue algo más severa y no se contentó con mostrarme sus dientes, sino marcarme. Todo ocurrió en una milésima de segundos, hasta que nos separaron.

Yo me quedé sin ganas de seguir comiendo. Me acurruqué en mi rincón favorito y allí me quedé. Sentía un dolor fuerte en mi boca, tiritaba, no permitía que me miraran la boca, me dolía, y daba un grito si alguien me exploraba. Luego vinieron dos visitas al vete, bueno, a la ‘vete’ que le sustituía, me pinchó dos veces, pero tampoco vio lo que le pasaba a mi boca. Sólo a los tres días, mi mamá descubrió una herida que me supuraba. Pero más que la herida lo que hizo sentime rara fue la sensación de miedo que se me metió dentro cuando me sentí atacada. Nunca en mis diez años de vivir en esta casa había experimentado una sensación así.

Transcurrieron tres o cuatro días hasta que recuperé mi estado normal: tranquilo, cariñoso, paciente, amiga de los paseos y las caricias, dormilona. Felizmente mi cabeza no da vueltas inútiles recordando hechos pasados o adelantando el futuro. He vuelto a gozar de la intensidad de cada momento que vivo y lo transmito a los que están a mi alrededor. Soy una perrita contagiosa. Contagio a mi papá que anda nervioso estos días porque se ha quedado sin su portátil y debe esperar que esté el ordenador ‘libre’ para leer o contar sus cosas. Mi sosiego le ayuda a ser menos impaciente.

Comentarios

fermin ha dicho que…
Pues anda por aquí saltitos, nuestra compañera canina, con una pata "ranca". Dice su vete que tenia demasiado largas las uñas de su espolón y que eso era la causa de su molestia. Pero no se... cada vez esta peor ya no apoya su pata lesionada. Volveremos a visitar la clínica, porque esta no se deja explorar por nadie.
Celebro que ya estés bien, Douce.
Un saludo, julio.
Douce ha dicho que…
Gracias, Fermín y Feliz Año

Vaya, conozco un poquito a tu 'compañera canina'. La vi en alguna foto de tu blog y la encontré muy guapa.

Tampoco conmigo la suplente de mi vete se esmeró mucho a la hora de observarme y confundió mi estrés con una insuficiencia cardíaca. Fue en casa, donde me cortaron un poco mis bigotes y vieron la herida por donde supuraba.

Mis deseos son que tu perrita vuelva a caminar perfectamente. Sé por experiencia que nuestros amos sufren mucho cuando ven nuestras dolencias.

Un abrazo
Sylvia Otero ha dicho que…
Pero querida Douce!! Lamento mucho lo que te pasó y me alegro de que ya estés recuperada.

Estas fiestas a veces provocan algún entredicho entre "familiares".

Copio dos de las frases que escribiste y demuestran tu alto grado de inteligencia.

"Felizmente mi cabeza no da vueltas inútiles recordando hechos pasados o adelantando el futuro. He vuelto a gozar de la intensidad de cada momento que vivo y lo transmito a los que están a mi alrededor"

Muchos guaus agarimosos (me salió la gallegada)

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