En la calle

PENSACIONES


Había descampado la mañana, nada dominguera. Las terrazas cubiertas no estaban muy ocupadas y los viandantes hacían juego con la atmósfera. No se veían muchos jóvenes, quizá no fuera todavía su hora. En el paseo más concurrido de la ciudad, frente al mar,  hacían ‘guardia’ cada trescientos o cuatrocientos metros, los 'sintecho' o los ‘sincopo’. El Náufrago  pasó por delante de uno de los ‘vigía de la calle’ que garabateaba en un folio blanco. El paseante no se atrevió a fijarse en su trabajo por no parecer un simple curioso sin más.

"Mis pensaciones"
Anduvo unos metros y no sabe qué pulsión le hizo retroceder y acercarse al dibujante de la acera. Le saludó, él levantó la cara  como si no lo había visto y respondió  al “¿Qué dibuja?”. Sin ningún recato y de la manera más natural dio su respuesta: “Dibujo mis pensamientos, mi depresión” y como si le conociera de siempre, iba indicando lo que significaban las líneas, las curvas, las sombras, los rasgos, como si fueran una evidencia de los sentimientos y sus pensamientos…

Tras tal sinceridad y para no ahondar en esa ‘realidad’, el paseante derivó la conversación hacia un asunto  más vulgar. Su origen, su situación, su modus vivendi. Las respuestas eran claras, naturales, sencillas. Por su tez y  sus rasgos no parecían de aquí y tampoco por su atuendo normal. Provenía del Perú, pero afincado en España desde hace algún tiempo.

No hubo más preguntas, era él el que explicaba que comía en la Cocina  Económica y parecía tener albergue. Siguió enseñándole otros folios con  diferentes temas, hasta unas líneas que fácilmente se veía al Quijote y otras figuras.

Habían pasado algunos minutos y antes de dejarle algunas monedas el viandante se atrevió a decirle que le gustaría tener el ‘Pensamiento’ del folio que seguía sombreando…  Rebuscó entre las demás hojas que le había enseñado apareció  el ‘misterioso’ dibujo  y se lo ofreció  con un  ‘Aquí lo tiene’.

Extrañado el demandante, esperaba que le señalaría un precio. No mencionó  precios, como si lo ofreciera sin pedir nada a cambio. Fue entonces cuando el visitante   dejo las monedas, para pasar a la cartera y darle lo que le plugo.

Un ‘muchas gracias, que Dios le bendiga’  o parecido fue la respuesta. Llegado a casa escaneó el dibujo sobre “La Depresión’ que le explicó su autor. Fue entonces, como si fuera un  ‘dibujo’  de expresión de sentimientos, el Photoschop hizo el resto.

Quizá si lo ve de nuevo, le devuelva sus ‘Pensamientos

Comentarios

Lúa ha dicho que…
Buen trabajo de reportero y sobre todo humano, Douce estará contenta pues sigues sus enseñanzas.

Me han gustado los dibujos Nau, no tanto la historia del dibujante.

Difícil momento nos toca vivir, para algunos la vida se convierte en algo inhumano. No hay Justicia en absoluto, mientras algunos despilfarran sin medida, a otros les toca malvivir.

Un placer leerte, como siempre.

Miiaaaauuus muy cariñosos.
Douce ha dicho que…
Lúa, mira: te diré que es el mejor momento de mi paseo matutino.

Una pena que personas sencillas y valiosas pasen sus días a la intemperie, a merced de lo que reciba de los viandantes, sin saber qué hacer con tantas personas en la
calle.

A veces sientes vergüenza de tener que bajar la cabeza al pasar delante cada cartel acartonado con las peticiones más tristes.

Gracias, Lúa, Douce nos lo ha enseñado. Os agradecemos vuestros recuerdos

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