‘Caminos de hierro’

VIAJE DE IDA Y VUELTA

El Alvia llega
Ha regresado el Náufrago a la isla. Vuelve tranquilo y renovado después de algunos días por tierras conocidas, por tierras añoradas. Ha estado el tiempo justo para que la ‘novedad’ no se convierta en rutina. Pero hoy no quiere repasar las horas novedosas de la estancia, sino de los variados sabores del viaje. Los viajes, cuando no son por obligación, resultan ricos en sensaciones a poco que uno abra los ojos y descubra viejos paisajes desde ojos renovados. Quizá sea esa la cuestión para que el viaje, aunque conocido sepa a nuevo. Y si el viaje te ‘lleva’, más libre te sientes para saborearlo.

Para el Náufrago ha llegado el tiempo de que le lleven y haya descendido la sensación de llevarse a sí mismo. Adiós aquellos viajes en un 600 París- Santander en 14 horas, casi sin descanso. Adiós los trayectos de verano cuando aún frecuentaba los ‘cursos de verano’. Y en un fin de semana de libertad, algunos cursillistas hacían en el mismo día el trayecto de ida y vuelta La Rochelle-Pamplona (San Fermín). Se recuerdan con satisfacción, sin nostalgia. A cada edad le están reservadas las sensaciones adecuadas.

Siempre le ha gustado viajar en tren. Prefiere los viajes en los ‘Caminos de hierro’, a esos 'pájaros' que vuelan por los cielos. El trayecto en ferrocarril sigue guardando un sabor propio y variado, desde aquellos en que las tablas de los vagones de tercera dejaban marcadas sus huellas en sendas nalgas, en los que debías levantar las ventanillas para que no se colara la carbonilla cuando el tren atacaba un túnel. Viajes de tortilla y de chorizo compartidos:
-“¿Ustedes gustan…?” - Pausa, segundos de deseos reprimidos- : -“No, gracias” 

Viajes, en que algunos se ganaban la vida vendiendo papeletas para “codiciados” regalos. Aquellos compartimentos donde iban seis u ocho viajeros que enseguida se contaban sus vidas y que ahora se han convertido en 'seres-isla' que miran hacia una pantalla, releen un periódico o un libro, ven sus propias películas en un ordenador, abren su iPad, mientras los niños no dejan de preguntar : “Mamá , ¿Cuándo llegamos?”

Estación: Campo Grande
Pero no todo son añoranzas. Ahora, a falta del dichoso AVE, tienes 'Alvias' que hacen su apaño. Se pueden ver variados paisajes, sentarse más o menos cómodos mientras levantas los ‘pedales’ a la altura de tus pies, dispones se una ‘mesita’ abatible donde depositar el libro o el Ipad, hasta el bocadillo de mamá. Y si de ‘disfrutar’ a tus anchas se trata, puedes recorrer el pasillo disfrutando del variopinto espectáculo de los que miran, los que dormitan, los que leen, los que echan parrafadas eternas en los móviles… hasta que llegas al ‘Vagón-Buffet’ y pedir una cerveza, una ‘light’, un café, un bocadillo, o un sándwich, atendido por una amable azafata-camarera uniformada…

Viajar puede resultar un placer añadido. Y salvo, contados atrasos, los Alvia hasta llegan a las estaciones con una puntualidad prusiana. ¡Vivan los ‘Caminos de hierro’- ferrocarriles!

Comentarios

Lúa ha dicho que…
Me alegra volver a leerte de nuevo Náufrago. Verás, Douce ha estado poco comunicativa, me parece que se marchó de paseo y justo antes de tu regreso apareció por la isla.

Pasear por la isla me relaja, me sosiega, me enriquece, os hemos añorado mucho.

¿Casualidad? Siempre he preferido el tren a los altos vuelos, el mar prefiero verlo a lo lejos desde la isla y el coche no va conmigo.

Te entiendo perfectamente, a mí viajar en coche nunca me ha gustado y mucho menos conducir, soy, cómo te lo diría ¿un peligro? En una ocasión hicimos Barcelona-París en un R-4 de un tirón y no te creas, no hace tanto de eso.

Me han gustado mucho las fotos y tu relato. También tengo recuerdos de vagones con asientos de madera y de cómo podías comprar un refresco o un bocadillo sin necesidad de bajar del tren, a través de la ventana.

Douce, ahora que tu papá está en casa tienes que contarnos qué has hecho en tus vacaciones. Yo estoy deseando que pase el verano, no me apetece hacer nada, ni siquiera comer. Tienes suerte porque tú puedes cortarte el pelo, pero yo no y tengo mucho calor.

Qué bien que habéis vuelto, os echaba mucho de menos.

Miiiiiiiiiiiiaaaaaaaaaaaaaaaaaaaauuuuuuuu!
Douce ha dicho que…
Pues verás Lúa. Yo estoy en la isla para colaborar con este señor cuando hace falta, pero eso de ‘ahí te quedas, que yo me marcho’, sin más explicaciones, pues como que no me gusta. Si él se va y prescinde de mis servicios yo también prescindo de los suyos. Hasta hace poco, de vez en cuando, me subía al coche y carretera: los dos participábamos del asueto o cómo se llame.

Si él ha decidido que va más a gusto por los ‘Caminos de hierro’ o cómo demonio se llamen, y prescindir de mi compañía yo también prescindiré de echarle una mano: ‘do ut des’. Yo también sé velar por mí; si no me da, yo no le doy. (Bueno, en realidad, y sin que él nos lea, comprendo sus razones pero si no me ha hago la ‘importante’, lo mismo cree que ‘yo soy chica para todo’ y no es lo que tácitamente nos prometimos. Gratis para dar, gratis para hacer lo que cada uno prefiera).

Él ha venido contento, ha aprendido muchas cosas en este viaje y cree que ha hecho lo que le gustaba y lo que debía, así que todos en paz. Yo también he hecho lo que me ha apetecido. Nos ha gustado mucho lo que nos has contado de esos trayectos, de esos recuerdos de comprar bocadillos y refrescos por las ventanillas del vagón y el marcado de los asientos de madera en los trenes de carbón y maquinistas.

Tiene por ahí más fotos y más cosas que contar, así que le dejaremos. Cuidaos de los calores. Por aquí tenemos un verano más bien fresco y un mes de julio –mes- muy lluvioso. Agosto ha aparecido menos llorón y el calor no nos agobia. Os enviaremos aires frescos.

Guauuussss muy cariñosos para todos de parte mía y el Náufrago

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