¡Pobres ministros!
PASIVOS, DEUDAS, BIENES Y OTROS ACTIVOS
Les juro por el rabo de Mickey Mouse, que había hecho propósitos de, a ser posible, olvidarme de los políticos y dedicarme a problemas más cercanos. Pero tampoco se fíen mucho de los juramentos de un Náufrago. Hoy se encontraba tranquilo, gozoso, por haber podido escribir sobre un asunto referente a la cultura, que no tiene nada que ver con la política. (Bueno, a lo mejor tiene que ver, pero yo prefiero quedarme con un libro, un poema y así me consuelo)
Pues como les digo, el Náufrago estaba tranquilo, soñando en el lado positivo de la vida. Pero, ¡maldita sea!, le dio por seguir leyendo la prensa y se encontró con un cuadro patético. Los miembros de nuestro Gobierno han expuesto sus ‘haberes’ y ‘deberes’ y se me ha caído el alma a los pies. He estado a punto de llamar a mi banco para que hiciera alguna transferencia con mis exiguos ahorros de jubilado, con hijos a cargo, para aliviar las penurias, al menos de la más pobre, doña Bibiana, que arrastra un ‘pasivo’ que jamás en la vida hubiera podido yo afrontar, después de cuarenta y muchos años de trabajo. Nunca he podido soportar más deudas que la de la hipoteca de mi casa y los plazos de cuando cambiaba de coche.
No entiendo ni papa de economías, ni he invertido nunca en bolsa, en planes de pensiones, ni tengo ni puta idea de cómo funciona ese tinglado. Pero al ver este cuadro que aparece en el periódico, he sentido ganas de consolar a las Aído, a los Chaves, a las Chacones, a los Blanco… Un Náufrago, aquí, disfrutando de una ‘espléndida’ pensión de jubilado. Un jubilado que hace años que no sale a cenar, ni va de fiestas, que no se puede permitir irse de veraneo, que hace milagros para llegar a fin de mes, justito, pero que no tiene ninguna deuda, porque no puede permitírselo. Bueno, miento, le quedan aún por pagar dos mensualidades de un crédito. El Náufrago no llora ni se lamenta, sólo cuenta euro a euro y casi diría que no necesita más, pero a lo mejor mentiría.
De ahora en adelante pensará en lo pobres que son muchos de nuestros ministros y ministras
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Pues como les digo, el Náufrago estaba tranquilo, soñando en el lado positivo de la vida. Pero, ¡maldita sea!, le dio por seguir leyendo la prensa y se encontró con un cuadro patético. Los miembros de nuestro Gobierno han expuesto sus ‘haberes’ y ‘deberes’ y se me ha caído el alma a los pies. He estado a punto de llamar a mi banco para que hiciera alguna transferencia con mis exiguos ahorros de jubilado, con hijos a cargo, para aliviar las penurias, al menos de la más pobre, doña Bibiana, que arrastra un ‘pasivo’ que jamás en la vida hubiera podido yo afrontar, después de cuarenta y muchos años de trabajo. Nunca he podido soportar más deudas que la de la hipoteca de mi casa y los plazos de cuando cambiaba de coche.
No entiendo ni papa de economías, ni he invertido nunca en bolsa, en planes de pensiones, ni tengo ni puta idea de cómo funciona ese tinglado. Pero al ver este cuadro que aparece en el periódico, he sentido ganas de consolar a las Aído, a los Chaves, a las Chacones, a los Blanco… Un Náufrago, aquí, disfrutando de una ‘espléndida’ pensión de jubilado. Un jubilado que hace años que no sale a cenar, ni va de fiestas, que no se puede permitir irse de veraneo, que hace milagros para llegar a fin de mes, justito, pero que no tiene ninguna deuda, porque no puede permitírselo. Bueno, miento, le quedan aún por pagar dos mensualidades de un crédito. El Náufrago no llora ni se lamenta, sólo cuenta euro a euro y casi diría que no necesita más, pero a lo mejor mentiría.
De ahora en adelante pensará en lo pobres que son muchos de nuestros ministros y ministras
Comentarios
¡Hay que j...... la desvergüenza y desfachatez con las que nos toman por memos!
Así que la conclusión, no me cabe otra, es la que haces al final. Sólo la sinvergüencería, la desfachatez o una total inepcia concuerdan con esas cifras de risa... o de pena, junto lo que nos están diciendo a la cara: "Ahí, tenéis los datos ¡so tontos!"