¿Será verdad?

¿O ES TAN SÓLO UN MAL SUEÑO?

No sé si es que el Náufrago se está haciendo muy mayor o que se le ha abierto la espita melancólica. Quizá sean ambas cosas . Ve a este país resignado, apático, mirándose al ombligo, guardando el dinero que le queda, si le queda, debajo del colchón – dicen que ha subido el ahorro familiar- mientras crece a pasos agigantados el déficit del Estado y sigue el despilfarro del Gobierno. Da la impresión de que la gente ha perdido la fe tanto en los que mandan, como en los que dicen que se oponen (¡buenos, están!) y miran al cielo rogando: “Virgencita, que me quede como estoy”. Porque hasta eso se dice en masculino y femenino 'singular'.

Hubo un tiempo - ha llovido bastante desde entonces - que Cecilia cantaba aquello de “España huele a pueblo, a paredes de cal, a arrugas en la frente, a colegio y hermano, a cine de verano, a niños no hagas eso, a tela marinera, a copita de vino, a no me da la gana…” Ahora, ni a eso suena.Todo el mundo se calla, no dice ni mú, para que no le tilden de carca. Y así vamos tirando, esperando a que escampe, tragándonos toda la ‘caca’ que nos sirvan, con bolsas y sin bolsas.

El Náufrago se sentía solo y lo atribuía a su propia melancolía. Menos mal que últimamente le ha salido un colega que algunos martes le cuenta sus congojas y ya no se siente tan solo.

Me he permitido copiarle algunas de sus reflexiones, no todas, para no hacer esto muy pesado. Tampoco hay que aguar la fiesta al personal, porque aún nos queda el fútbol, el botellón, la basura de la tele, el ‘optimismo zapatético y el ‘todo va bien’ de los voceros oficiales. Pero dejemos la palabra a don Pedro Cuartango:

NO SÉ si me estoy volviendo paranoico, pero tengo la sensación de que la sociedad española está siendo víctima de un contagio mucho peor que el de la gripe A: el de la indiferencia, la pasividad, la aceptación fatal de lo que sucede a nuestro alrededor.

…/ nos hemos convertido en un colectivo sumiso, políticamente correcto y con miedo a defender nuestras opiniones en público cuando difieren de las dominantes.

Pero creo que, además de ese espíritu del tiempo, hay en la sociedad española una peligrosa tendencia a la abulia, a la aceptación pasiva de las injusticias y los abusos del poder. Nos estamos volviendo cada vez más egoístas, sea por la crisis económica, por el bienestar material del que todavía disfrutamos o por la telebasura que nos acecha."

Cuenta luego una anécdota que vio hace unos días en la calle: Un anciano desdorientado que pedía ayuda a los que pasaban delante de él, sin que nadie le hiciera caso… ¿Tan desalmados nos hemos vuelto? ¿De la mano de la apatía y la indeferencia estamos llegando tan lejos…? No quiero, no puedo creerlo.

Pero lean a D. Pedro, si les apetece. Vale la pena:

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