World Press Photo 2011: Fátima y Zaid


Fatima al-Qaws acuna a su hijo de Zayed (18), que está sufriendo de los efectos del gas lacrimógeno después de participar en una manifestación callejera, en Sanaa, Yemen, el 15 de octubre. Continuas protestas contra el régimen de 33 años de duración del autoritario presidente Ali Abdullah Saleh se intensificó ese día. Los testigos dijeron que miles de personas marcharon por la calle Zubairy, una calle principal de la ciudad, y fueron atacados cuando llegaron a un puesto de control del gobierno cerca del Ministerio de Relaciones Exteriores. Algunos manifestantes se retiraron, otros continuaron y fueron fusilados en el nuevo. Al menos 12 personas murieron y unas 30 resultaron heridas. Sra. Qaws-que se estaba involucrado en la resistencia al régimen, encontró a su hijo después de una segunda visita a buscarlo, entre los heridos en una mezquita que estaba siendo utilizado como un hospital de campaña temporal. Zayed permaneció en coma durante dos días después del incidente. Fue herido en dos ocasiones más, como las manifestaciones continuaron. 


El mundo vio a una mujer abrazada al cuerpo de un hombre. Una mujer fuerte, dentro de un niqab, y un hombre desnudo, herido y vulnerable tendido a sus pies. La tela negra absorbía la luz que reflejaba la madera del telón de fondo y matizaba la piel del mártir, casi transparente. La escena era tan clásica que al verla muchos hablaron de La Piedad de Miguel Ángel, una conexión que resolvía, de un plumazo, la interpretación de la escena, mientras que otros reconocieron en ella la dignidad del sacrificio, la inmutable .

La imagen, premiada con el World Press Photo de este año, es una abstracción de las revoluciones árabes, el símbolo de un mundo redondo, libre de aristas pesadas, de esos detalles que, al desbaratar la épica, hacen comprensible la vida.

Entender la foto, completar su narrativa visual, es hablar de la lucha contra la dictadura pero también del sometimiento al caudillaje, a liderazgos que no son los que parecen. Es admitir la pugna por las libertades civiles pero también de la preeminencia de la injusticia, fortalecida por las tradiciones sociales y religiosas.

La mujer se llama Fátima y el hombre, Said. Ella tiene 36 años y él 18. Son madre e hijo, miembros de la familia Al Kauas, un centenar largo de personas que viven en un edificio de la calle Jail, en el centro de Saná, capital de Yemen. Son clase media, con escasa educación. Trabajan en la construcción y, como tantas otras familias, tienen negocios comerciales que dependen de la estabilidad política; es decir, de un sistema de sobornos y favores: arenas movedizas que obligan a cambios frecuentes de alianzas tácticas y que a ellos les ha colocado en el centro de la revolución.


Comentarios

Goyo ha dicho que…
Sabes que esa foto la descartaron en un periódico español porque decían que no valía para nada?
Douce ha dicho que…
No sabía ese dato.No sé qué criterios ha tenido el equipo que la ha seleccionado, pero los del periódico se han retratado.

Hay gustos y dis-gustos en todas las 'cocinas'

Buen fin de semana
Carzum ha dicho que…
Tiene muchísima fuerza, yo tampoco sabía que aquí algún "iluminado" había decidido descartarla... seguro que se arrepintió. Abrazos,
Douce ha dicho que…
Carzum

No cabe duda que la imagen y más conociendo cómo y cuándo se captó, dibuja muy bien lo que puede suponer ver a una madre de 36 años y un hijo de 18 sufriendo los efectos de los gases en una mezquita transformada en hospital... Cuánta soledad y tanta impotencia.

El pecho desnudo del hijo, la 'oscuridad' de la madre, la frialdad de la pared, la cabeza apoyada en un hombro hablan claro en lo oscuro.
Un saludo
Campurriana ha dicho que…
Pone los pelos de punta...

Entradas populares