La 'confusión' de Confuncio

LA ESCUELA Y OTRAS 'SECUELAS'

La lectura en sendos blogs amigos de un romancillo ironizando sobre los ‘no saberes’ de nuestros escolares, ha dado motivo a que haga estas reflexiones en 'blog alta'. El hecho de haber empleado más de cuarenta años en el oficio no concede garantía alguna para hacer un diagnóstico fiable de asunto tan complejo: “-¿Cuándo vivió Alfonso Sexto? /-No está en mi libro de texto. /-¿Y está Felipe Segundo? /-A ese siempre lo confundo /-¿Y Doña Juana la Loca?/ /-En este curso no toca…” Y terminaba el epigrama con está conclusión: “¡Y no olvidéis / Que la realidad, siempre, siempre…/Supera a la ficción…! Desalentadora conclusión: los conocimientos gramaticales, matemáticos, físicos o geográficos cuando nuestros hijos terminan la Eso y lo Otro, incluidos institutos y universidades no son, ni mucho menos, el culmen de los saberes.

El Náufrago no presume de ser experto en la materia, a pesar de haber empleado más de dos tercios de su vida a esta profesión, sólo trata de pararse a reflexionar unos momentos sobre las causas que pueden haber contribuido a estos resultados de los que todos hacen, hacemos, befa y chirigota, siendo así que deberíamos más bien llorar y abochornarnos.

Partimos, a mi entender, de un principio erróneo, que la "Escuela” es el único lugar de instrucción, educación y aprendizaje de conocimientos. Quizá hubo un tiempo en el que así fuera. Hoy ya no lo es, o no es el único donde nuestros chavales se educan y aprenden. La sociedad, la familia, la televisión, la publicidad, los medios, Internet, los sitios de ocio y de recreo, la calle y los amigos son la verdadera escuela de nuestros hijos. Estos medios son mucho más poderosos e influyentes en la formación que las aulas, por el tiempo que les dedican, por su atractivo, porque no requieren ni esfuerzo ni reflexión, y no hay personas ‘antipáticas’ que calibren sus resultados y les exigen dedicación y trabajo.

Los niños pasan seis horas de las 24 del día, durante el período escolar, en el aula. Digo ‘pasan’, no que estén centrados y prestando atención a cuestiones que les aburren y que quizá los profesores no logremos hacer atractivas por muchos recursos que empleemos. Además de las horas en las aulas, dedican tres o más horas a ver programas ‘instructivos’ en la tele, a visitar Internet para charlar con los amigos o escuchar canciones o jugando con la Play. No contamos el tiempo que emplean con su móvil, a jugar con los amigos, poco, o simplemente a no hacer nada.

Quizá haya cargado algo las tintas, pero hay que reconocer que todas esas actividades ,por llamarlas algo, son mucho más ‘interesantes’ que estudiar y documentarse sobre la Revolución industrial, las oraciones subordinadas, los verbos irregulares ingleses, el arte mozárabe, la filosofía de Kant o de Sartre o interesarse por la teoría de la tectónica de placas…En nada comparable con otra Física y Química que aparece en las pantallas, con mucho más morbo, o las andanzas de los 'paquirrines', las 'esteban' con sus monólogos y divorcios o los éxitos del último triunfito. Tan instructivos conocimientos no aparecen en los libros de texto.

Frente a esas otras ‘escuelas’, la “Escuela” tradicional riñe una batalla desigual en medios y atractivos y con razón o sin ella, seguirá siendo el objetivo de la crítica social, ante el desacuerdo de partidos y gobiernos, la conformidad de muchos padres, la desilusión y el hastío de muchos profesores. Todos somos actores y responsables de este desconcierto.

Tiene razón Miss Panamá. 'Por culpa de Confucio, ese chino o japonés antiquísimo, este mundo es una pura ‘confusión’.