Elogio del cerdo

VENGANZA PORCINA

Pues sí, desde pequeño he sentido una simpatía especial y algo de ternura por ese animal al que con desdén se le llama cerdo, marrano, guarro… y hasta chanchito que resulta más simpático. Nunca me han sobrecogido tanto los gritos de dolor, desgarro e impotencia que oír los gruñidos que lanzaba un cerdo cuando, con mis seis o siete años, asistía a una matanza. Aún resuenan en mis oídos aquellos chillidos de impotencia y desesperación.

Quizá en parte sea ésa la razón, o porque los veía por las dehesas el hocico caído, hozando por entre las encinas a la busca de bellotas, por lo que me pareció un animal tranquilo, dedicando su vida a cebarse para goce y disfrute del hombre. Añadamos a este destino que hasta ese rabito retorcido y gracioso es aprovechado.

Con ello no quiero que se entienda que aprecio a este animal de una manera egoísta, por su rendimiento económico, por lo exquisitos que puedan ser sus jamones, sus chorizos o por la riqueza de esta especie que pone al país casi a la cabeza europea, que también. Su población es casi igual a la de ciudadanos, con respeto para los cerdos, y con un caché de calidad más elevado al de muchos habitantes de la Península Ibérica. Nada de todo esto me mueve a elogiar las virtudes del cerdo. Comprendo que la especie porcina se haya rebelado en la granja y haya dado un puñetazo en la mesa del hartazgo para decir: “¡basta ya de desprecios y atropellos!” y haya decidido dar una lección a tanto Lobo como anda por ahí suelto.

Ya pueden los de la Factoría Disney ir buscando nuevo End para don Wolf, porque le espera un final más sutil y devastador que el de la olla. Sea la casa de paja, madera o ladrillo, ya no tendrán que refugiarse en la casa del cerdo albañil y arquitecto, para que nadie les ‘ventile’ sus cabañas. Podrán seguir tocando, jugando y bañándose, sin miedo al lobo feroz e irán a su propia casa para gritarle: “Si no me abres la puerta, estornudaré y estornudaré y la gripe te contagiaré”.

Comentarios

María ha dicho que…
Tienes toda la razón, de hecho la industria porcina, en defensa de tus cerditos y los suyos ( pero por motivos menos altruístas) ha decidido que en adelante a la gripe porcina, debemos llamarla,gripe A.
Por cierto, debo pedirte disculparme, pues no me digas porqué, en lugar Julio, pensaba que era "Julia", de ahí mi comentario de que "eras" una vidente, de "las tuyas"..
Por cierto 2, pásate por mi blog, si quieres reirte un poco..
De nuevo, ha sido un placer pasar este ratito en tu compañía.
Julio ha dicho que…
Como comento en tu blog, cuando leo este tipo de textos, así como los 'disparates' escogidos de trabajos de los alumnos, no se si llorar o reír.

Tomémolos con humor, será mejor.

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