Portada , contaportada

No sé si he dicho, seguro que sí, porque últimamente no hago más que largar, que acostumbro a leer los periódicos al revés. Veo la portada porque es donde viene el precio y además porque es como te lo da el quiosquero o la quiosquera, y enseguida le doy la vuelta y paso a la última página, llamada también contraportada .Luego ojeo el rotativo de atrás para adelante.

Luego hablaré de la portada, primero me voy a dedicar a la última página: TESTIGO IMPERTINENTE, firmada por Carmen Rigalt. Hacía tiempo que no la leía , pero últimamente la frecuento más, me refiero a su página, porque me cae muy bien esta catalana que siéndolo, y mucho, no mira por el hombro a los demás peninsulares. Me hubiera gustado dar la referencia del artículo en Internet, pero por más que he buscado no he podido localizarlo. En la búsqueda, sin embargo, he encontrado una entrevista que le hicieron con motivo de la aparición de su libro "Diario de una adicta a casi todo", al aparecer un ‘striptease’ en toda regla.

Se definía así:
"Soy una jodida catalana racionalista, indolente, cauta, ordenada por dentro y desordenada por fuera, ocurrente pero carente de sentido del humor (me limito a gastar bromas pesadas y ataco a la yugular mientras deslizo una sonrisa; no tiene ninguna gracia, lo sé), susceptible, orgullosa, depresiva, maniática, asquerosamente descreída, asquerosamente responsable, asquerosamente celosa, asquerosamente insegura. Carezco de atractivos físicos y tengo el alma cubierta de nicotina.
A veces también soy lo que no soy. Por ejemplo: osada. En resumidas cuentas: no sé lo que soy"

Me gustó la definición, porque me sentí un poco retratado, además creo que eso de que ‘carece de atractivos físicos’ habrá que atribuirlo falsa modestia. Pero no estamos aquí para piropos de ésos, sino para hablar de su artículo de hoy titulado “ Los complejos bien , gracias”. En él responde a alguien, es fácil suponer quién es, que el otro día debió de haberla llamado “maricomplejines” , una mariconada más que se ha sacado aquél que cree tener el monopolio de la verdad, el que imparte doctrina a diestro y siniestro, fustiga al personal con el látigo de lenguaraz de su ‘sinhueso’. Tampoco vamos a hacer aquí publicidad de uno de los crispadores oficiales del reino.

La Rigalt, con sensatez, pues como ella dice, basta que se imponga la provocación para que ella se torne “de una bondad seráfica que en lugar de hostias reparta bendiciones”. Habla de Franco, de cómo para borrar la historia ahora le bajan ahora del caballo y le quitan los ‘honoris causa’. Complejos quizá de lo que hicieron algunos algún un día, mientras ella que es bajita “sólo alcanzaba a ver los atributos del caballo”... Luego habla de Piqué de la decapitación de Sadam, de César Vidal y de Matías Prats , un hombre ‘abrazable’ según ella, y que sin embargo yo veo como una especie de espíritu correcto y sonriente, un poco ‘pan sin sal”. Tampoco vamos a compartir todos los gustos.

La foto de la portada va ya de otro asunto que me resulta menos agradable. Una foto de gran tamaño con una gran pancarta a favor de la liberación de un señor que se liquidó a veintitantas personas . Ayer, la hermana de uno de los ‘ajusticiados’ en un ‘ekintxa’ que Iñaki celebró con champaña celebrando “los lloros de las víctimas con nuestras sonrisas y terminaremos a carcajada limpia...” recordaba lo que otros tratan de olvidar y par el que los de ayer pedían , numerosos, su liberación.

No es que yo esté en contra de la llamada “Autodeterminación” de ese pueblo, al parecer oprimido por no sé que Poder. Si me dejara llevar de mi sentimiento profundo ahora mismo me sumaría gustoso a que se les concediera para siempre. Sólo hay una cosa que me retiene, pensar en los que han dado la vida y hoy dan su cara y malviven en una tierra que también es suya y de la cual quieren expulsarles o ‘liquidarles’ , si no participan de sus ideas. Sólo por ellos , porque puedan sentirse libres y no apuntados por el cañón de una pistola, estaré a su lado. Yo tampoco me siento a gusto cuando visito esa hermosa tierra por la que un día me paseaba sin complejos, sin la necesidad de hablar bajo. No puedo tomarme un txiquito y esos pinchos estupendos de los bares de la zona vieja de San Sebastián o Bilbao con la misma libertad que me los tomaba antes. Y lo siento muchísimo, porque sé que hay gente muy leal, hospitalaria, cordial, en ese pueblo, pero los hay también que tienen la cabeza muy cuadrada.

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