Memorias amargas

Acabo de leer un libro amargo, muy amargo. La foto que cubre la portada es ya todo un símbolo. Una imagen , en contrapicado, un imponente edificio de un neogótico de ojivas aceradas que agujerean el cielo. En la parte superior la cara de un muchacho, casi un niño, de rasgos delicados y gesto serio. El título "Mi colegio", el autor Luis Antonio de Villena.

Es un libro de memorias , o por mejor de decir, de 'desmemorias' y odio. Un odio hondo, terco, enraizado, amargo , como si esa inmensa mole de piedra hubiera caído entera sobre su infancia y la hubiera destrozado entera. Es un libro de desmemoria, de querer olvidar, ácido, íntimamente dolorido. Se diría una especie de "Carta al Padre" de Kafka, dolorida, pero con más resentimiento. Aunque quizá ésta debería llamarse "Carta a los Padres, a los Hermanos", es decir a los religiosos,'los cuervos', y a los compañeros, zafios, burgueses, 'salvajes pseudo machos', que no supieron, no quisieron o no pudieron comprender o acoger a lo 'distinto'.

La finalidad primera quizá, de esta 'memoria-desmemoria' sea la liberarse, de exorcizar todo aquel daño, aquel acoso, en hechos o actitudes sufrido durante los cinco o seis años vividos en esos patios, pasillos, aulas o capillas. Es una especie de ajuste de cuentas con los profesores que no supieron tratar lo 'diferente' o con aquellos muchachotes zotes y zafios que se burlaron de un muchacho de una sensibilidad y gustos distintos. Es querer curar una llaga mal cicatrizada que aún supura. "Odio a quienes me acosaron. Sin piedad los odio y no puedo desearles bien alguno. Aunque sé que todo pasó. Que lo sepan y si tienen sentimientos, duélanse al menos. No fueron buenos".

Su último deseo , además de la necesidad de exponer todo ese dolor acumulado es- ¿será posible semejante utopía?- "cambiar el mundo. Que alguna vez deje de acosar a lo distinto: abolir la sociedad que hizo posible que un muchachito como el que yo fui, fuera acosado y golpeado, a veces - y en aquel medio alto burgués - sólo por parecer distinto". Razonable y plausible deseo. Pero aquel niño ('Nerón') , criado entre ayas y criadas (Tigelino)que a los 13 años le bañaban, le mimaban , le traían coca-colas en 'copa de champán - de copa ancha, redonda - de una antigua vajilla de cristal trabajado, tallado,' parecía querer tener un mundo a su medida. Aunque las razones que a uno le asistan, que le asisten - cada cual puede atribuirse las que le plazcan- no conviene ignorar que existen niños de la misma edad que nunca podrán expresar tan brillantemente las privaciones , las injusticias, los daños que provocan la miseria, la falta de afecto, otras especies de malos tratos y abandonos, la soledad de las calles, la falta de paredes de sus no-colegios. ¿Quién pedirá en su nombre , quién gritará su silencio, si ni siquiera saben expresarlo?

Un libro que es a la vez el retrato de una sociedad , una educación y una moralidad asfixiantes, que también otros hemos conocido, tampoco nos gustó y lo sufrimos, pero que por necesidad vital hemos aprendido o seguimos aprendiendo a olvidar y lavarnos las heridas sin tanto odio, ni rabieta de niño mimado , aunque profundamente herido. Ese mundo soñado, ese mundo idílico, ese mundo 'estético' no existe, le toca a cada cual hacerlo lo más halladero posible

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