Jornada electoral

¡VIVEN!

Aquí estoy , superviviente de mi batalla electo-sindical. Un día encerrado entre las cuatro paredes de una biblioteca colegial, con carteles, dibujos escolares y distintos paneles invitando al placer de leer a la ‘infancia’ que es la neutralidad de ‘ niños y niñas’ propuesta por las filólogas pagadas por el Instituto de la Mujer, para crear una bases de datos ‘no sexistas’. Noticia que leía esta mañana en la ‘última’ del País , en mis sedentes horas de vocal electoral. Pero no nos distraigamos del sobrevuelo sobre este día histórico , que servirá de colofón a mi currículo escolar.

8’30: Localizado, tras alguna indecisión el lugar de ‘autos’, empieza el reparto de listas, sobres, actas, instrucciones, aclaraciones , titubeos de los primeros minutos, de las primeras horas , del primer y último día de sentarse en un sitio como éste. Media hora de papeleo y un momentín para terminar de desayunar , mientras se abren las puertas y se precintan las urnas.

9’30: La hora J, o sea del jueves, 30 N. No estamos para derroches literarios. La primera ‘votanta’ –tomen nota señoras filólogas del INM – introduce su voto en la urna aún virgen , impoluta y transparente.

10’30: El goteo de visitantes empieza su peregrinación a la urna sagrada. Los hay espabilados (se acabó la corrección lingüística) que adivinan que detrás de una pantalla que sirve de biombo, pueden hallarse los sobres y papeletas del acto (electoral). Hay otros que no saben si presentar el carné de identidad , o una tarjeta de crédito porque nunca he visto tanta cartera o carterona con tanta tarjeta crediticia. Son varios y varias las que exultantes después de haberla introducido, la papeleta, parten triunfantes sin su DNI y hay que enviar a sagaces sabuesos en su busca...

13’30: Después de unas horas de ‘intenso’ trabajo, el goteo ,poco a poco, deja de chorrear. Luego dirá la señora Narbona que no cuidamos eso del fluir... El grifo de visitantes va disminuyendo...

13’50: Visto el éxito, se plantea el problema principal: la manutención de la tropa electoral. Hacemos tiempo por si nuestra Administración ha pasado el consiguiente recado al servicio de ‘cathering’ del Hotel Real. Pero , ¡ay! míseros e infelices de nostros, nuestra espera es en vano. En vista de lo cual, tiramos de los 600 € o más, que suponemos recibiremos en concepto de dietas , a menos que lo de dieta sea entendido en su más mezquino sentido y decidimos, por turnos, ir al lujoso restaurante “Official School of Languages” donde somos atendidos por maîtres, camareros y camareras.

15:00: Segundo turno de opípara comida , tres estrellas Michelin, y de nuevo a esperar que los clientes hayan dormido su siesta. Ante la falta de votantas y votantes no sabemos si entregarnos nosotros también en brazos de morfeo o cerrar la tienda. Procuramos entretener el tiempo contando anécdotas, hay quien se dedica a la noble tarea del sodoku, los hay releen por segunda o tercera vez los periódicos que hay esparcidos por la mesa , o los más prevenidos echan mano del libro que se procuró para la ocasión.

16:15: Va pasando la hora del deporte nacional y tímidamente va apareciendo algún que otro atrevido o atrevida que ha traspasado la barrera del sueño y el silencio. Hay olores a tabaco, o perfumes recién echados. A estas alturas ya sabemos los votantes que proceden de la Consejería y los que vienen de otros centros de trabajo. Algunos , de casa, se presentan con su bata de faena. Sin embargo los ‘consejeros’, portan abrigos negros, chaquetones ¾ de cuero, o chaquetas azules cruzadas con el adorno de botones dorados...

17:15: El votar se va a acabar , o signo hay de ello. Menos mal que en el cenit del aburrimiento llega un colega que riñe una ejemplar batalla por que los chicos y chicas del Insti ( ¿o debo decir la ‘adolescencia’, señora filóloga?) desayunen y coman saludablemente. Bromeando hago alusión a los rigores administrativos que no nos ha suministrado ni agua. “Eso lo arreglo yo”, dice en plan retador. Inútil decirle que se trata de una broma para acabar la tarde. Al cabo de unos minutos aparece por la puerta con la caja más grande y más surtida que Cuétara ha sacado al mercado madrileño. Corteses y educados hacemos que rechazamos el regalo, pero allí queda la enorme caja de surtido de pastas (o bolachas, en portugués).

18: 00: Por fin ha llegado la hora del recuento. La palabra FIN va perfilándose en la pantalla. Pero antes debemos leernos los titulares de los distintos actores, actrices, directores, directrices de esta película apasionante “La hora de la Verdad Sindical”. Mientras se van citando las listas votadas, los interventores van rellenando las hojas con cuadraditos que sus respectivos sindicatos han preparado para el evento. Censo electoral de la mesa nº 12: 332 censados; 182 votos , 4 en blanco , 1 nulo. Cada interventor -esto lo imagino – va recibiendo las cifras con elegancia política y desilusionada o triunfante sensación sindical.

19:50: Firma de actas, más firmas + FIN “ ¡Hemos sobrevivido!”

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