El libro del Desahogo. (Ferdinand Pensoa)

(Nota: si no quieren deprimirse más de lo que de por sí ya produce una tarde de domingo , les aconsejaría que prescindieran de la lectura de este texto. Es un desahogo personal del ‘señor Pensoa’)

Cada día crece en mí más la impresión de que me estoy volviendo masoquista, véase (Masoch, 1836-1895). Hoy, por ejemplo, obedeciendo a no sé qué impulso secreto y punitivo , me ha dado por comprarme tres periódicos. Y claro, para no parecer demasiado parcial, he hecho una elección equidistante; además del periódico local, he repartido proporcionalmente mis euros comprándome nada menos que el país y el mundo por un precio barato.

De todos modos, creo que el masoquismo no es exclusivamente mío. Todo en este país, cual nuevo Sísifo, parece condenado a subir eternamente la misma piedra hasta la cima de la montaña para que ruede de nuevo abajo y volver a comenzar por castigo de los dioses. Si miramos alrededor, no hay país medianamente adelantado que se castigue de esta manera revisando sus errores pasados. Sin embargo aquí alguna fuerza oculta nos impulsa continuamente a ‘autoautopsiarnos’: rebuscar entre nuestras vísceras, remover nuestras miserias, rastrear tumbas en busca de los huesos ‘insepultos’.

No basta con que desde arriba se empeñen en resucitar “El Rencor Histórico”, también los vendedores de miserias y nostalgias nos invitan a recorrer nuestro pasado en 37 volúmenes de 212 páginas cada uno , con sus correspondientes NO-DOS. El diario "El Mundo" también se ha sumado al negocio de vender nuestra peculiar Historia, con el pretexto de aportar una visión objetiva y “relatar simplemente lo que pasó”. Pero es que algunos estamos hartos de saber lo qué pasó, o lo que pasamos, para que pretendan que lo revivamos en 7.944 , más imágenes ¡Manda, huevos! que diría el otro. Tener que revivir de nuevo las victorias patrias de Santana, Bahamontes y el Madrid de los di estéfanos, puskas y gentos; hacernos releer ‘Nada’, ‘La Colmena’ o las “Cinco horas con Mario’, volvernos a tragar a los ‘Chiripitifláuticos’ de uno y otro bando... Vamos que es como para ponerse a llorar como ‘amarosas’ y de paso pasarnos por el Consultorio de la Señorita Francis o volver a oír todos los ‘carruseles deportivos’ de taitantos años.

No contentos con eso, tendremos que chuparnos 40 años de NO-DO y volver a ver a Franco y a Hitler paseándose por los andenes de Hendaya barriga , bigote y brazo en alto, volver a ver los repartos de quesos y las leches americanas, revivir el miedo al maligno ‘maquis’, contemplar las chaquetas blancas enmedalladas de los Diputados a Cortes, la cornada de Islero a Manolete, tragarnos de nuevo todos los desfiles y procesiones de la Península, oír y ver el contoneo estúpido del La,la,la o tragarnos con el turrón aquellos discursos de “Españoles todos...”

¡No, no y noooo! Estoy hasta los cojones, sin perdón, de boinas rojas, camisas azules o descamisados, de maletas de cartón camino de Hendaya. Estoy hasta las narices de esta España de mantilla y peineta, de bolas reales, de policías a caballo, de ‘cordobeses’ y ‘lopezrodós’ y demás espíritus de un país cejijunto, cabreado, asfixiante... Tengo alergia a todos los uniformes, a las sotanas, a los capirotes, a las mantillas, a los años marianos, a los rojos y a los azules, a los engominados de bigote y a los de brazo o el puño en alto... Son como fantasmas que conformaran mi infancia y mi juventud de la que sólo me evadía a través de los juegos , de los tebeos del Guerrero del Antifaz, de los libros de Salgari...Y si no fuera porque este blog también se siente castrado por tanta corrección, soltaría aquí, como desahogo, más de algún taco.

Y pensar que haya algunos todavía que quieran remover una vez más este pasado... Los que ya han vivido esa historia en los libros, los que no han vivido nada, los que no tuvieron ‘eso’ de decirlo entonces y ahora lancean aspas de molino, como si lucharan contra los gigantes.

(Espero que no hayan leído todo este rollo, que a lo mejor no les suena igual. Era un desahogo que me he concedido)

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