E de nuestros 'ramadanes'... ¿Qué se fizo?
Algunos ya ni se acordarán de cuando nosotros observábamos nuestros ‘ramadanes’. Eran también 40 días de ayunos y abstinencias, que previo pago de ‘bulas’ y artimañas podían saltarse, hasta que , con el tiempo, nos saltamos del todo y llegamos a olvidarnos. Ese período de ayuno y abstinencia de placeres es común a muchas religiones que tratan de recordar a sus fieles que el sacrificio y el control de nuestros apetitos elementales pueden ser convenientes. Desde luego estas palabras rechinan en una sociedad fundamentalmente hedonista y consumidora incluso de lo que no nos es necesario y suenan muy mal.
No es que pretenda aquí que nos retrotraigamos a esas épocas más bien sombrías por lo que tenían de imposición pura y dura, sin trascender más allá. Pero las religiones en las que se refugia el hombre para eludir su soledad y confiarles lo qué deben hacer de sus vidas , para no sentirse demasiado perdidos y solos, conocen bien al hombre. No en vano le han acompañado desde sus orígenes y aún siguen marcándoles las pautas de conducta, más que liberándoles.
Pero esta vida moderna y laica que hemos adoptado sin quizá pensar demasiado, hasta nos permite hacer chanzas de los que fanáticamente o de buena fe, siguen asidos a sus dogmas, a las creencias que les sirven de consuelo. Tontamente orgullosos de creernos desligados de tales ataduras , no percibimos que quizá tan sólo hemos cambiado unas cadenas por otras que sin darnos cuenta nos aherrojan . Lo dejo ahí para mi reflexión y para quien le sirvire.
Ahora que hablamos de fanatismos e integrismos islámicos, no estaría mal que nos paráramos a pensar en este hecho – insólito para nosotros - de que a partir de hoy, a las 5’h 48 en que comienza la luna creciente del noveno mes musulmán, hasta las 7’h 48 que terminará el día, los musulmanes practicantes empiezan su Ramadán , su mes de ayuno.
Durante este mes , desde el amanecer hasta la puesta del sol, el musulmán piadoso deberá abstenerse de comer y beber y tener relaciones sexuales. "De esta manera tratará de purificarse, contener sus pasiones y procurar no hacer daño al prójimo". Como afirma Dalil Boubakeur, rector de la Gran Mezquita de Paris y presidente del Consejo Francés de Culto Musulman (CFCM): "Imploramos a Allah para que acepte nuestro ayuno y nos colme de su Clemencia y su Misericordia durante el mes bendito del Ramadán”.
En estos tiempos en que sólo percibimos el Islam desde su cara más fanática , no está mal reflexionar sobre unas creencias que han hecho que millones de hombres aportaran al mundo de la cultura, de las artes, la filosofía y de las ciencias, sus saberes cuando nosotros estábamos más atrasados en todas esas ciencias y artes. Para bien o para mal, la convivencia de ocho siglos con esta cultura ha dejado en nosotros su marca, Reconozcámosla y no andemos pidiendo retractos, en una visión muy simple de nuestra historia. Hubo una época en la que ellos fueron nuestros invasores, es cierto, pero también quizá más tolerantes con nuestras creencias.
No he pretendido con estas reflexiones dejar que los nuevos fanatismos, integrismos, yihads y demás signos de intolerancia, alimentados como siempre por los que se sirven de las doctrinas religiosas para hacerse dueños de la voluntad de los hombres, puedan intimidarnos y dejar de defender los que consideramos con justicia nuestros valores, contenidos en dos palabras que son las que necesita todo hombre: LIBERTAD, RESPETO.
No es que pretenda aquí que nos retrotraigamos a esas épocas más bien sombrías por lo que tenían de imposición pura y dura, sin trascender más allá. Pero las religiones en las que se refugia el hombre para eludir su soledad y confiarles lo qué deben hacer de sus vidas , para no sentirse demasiado perdidos y solos, conocen bien al hombre. No en vano le han acompañado desde sus orígenes y aún siguen marcándoles las pautas de conducta, más que liberándoles.
Pero esta vida moderna y laica que hemos adoptado sin quizá pensar demasiado, hasta nos permite hacer chanzas de los que fanáticamente o de buena fe, siguen asidos a sus dogmas, a las creencias que les sirven de consuelo. Tontamente orgullosos de creernos desligados de tales ataduras , no percibimos que quizá tan sólo hemos cambiado unas cadenas por otras que sin darnos cuenta nos aherrojan . Lo dejo ahí para mi reflexión y para quien le sirvire.
Ahora que hablamos de fanatismos e integrismos islámicos, no estaría mal que nos paráramos a pensar en este hecho – insólito para nosotros - de que a partir de hoy, a las 5’h 48 en que comienza la luna creciente del noveno mes musulmán, hasta las 7’h 48 que terminará el día, los musulmanes practicantes empiezan su Ramadán , su mes de ayuno.
Durante este mes , desde el amanecer hasta la puesta del sol, el musulmán piadoso deberá abstenerse de comer y beber y tener relaciones sexuales. "De esta manera tratará de purificarse, contener sus pasiones y procurar no hacer daño al prójimo". Como afirma Dalil Boubakeur, rector de la Gran Mezquita de Paris y presidente del Consejo Francés de Culto Musulman (CFCM): "Imploramos a Allah para que acepte nuestro ayuno y nos colme de su Clemencia y su Misericordia durante el mes bendito del Ramadán”.
En estos tiempos en que sólo percibimos el Islam desde su cara más fanática , no está mal reflexionar sobre unas creencias que han hecho que millones de hombres aportaran al mundo de la cultura, de las artes, la filosofía y de las ciencias, sus saberes cuando nosotros estábamos más atrasados en todas esas ciencias y artes. Para bien o para mal, la convivencia de ocho siglos con esta cultura ha dejado en nosotros su marca, Reconozcámosla y no andemos pidiendo retractos, en una visión muy simple de nuestra historia. Hubo una época en la que ellos fueron nuestros invasores, es cierto, pero también quizá más tolerantes con nuestras creencias.
No he pretendido con estas reflexiones dejar que los nuevos fanatismos, integrismos, yihads y demás signos de intolerancia, alimentados como siempre por los que se sirven de las doctrinas religiosas para hacerse dueños de la voluntad de los hombres, puedan intimidarnos y dejar de defender los que consideramos con justicia nuestros valores, contenidos en dos palabras que son las que necesita todo hombre: LIBERTAD, RESPETO.
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