Reflexiones para después de una catástrofe

Meditaba el Náufrago mientras repasaba varias portadas de periódicos nacionales y extranjeros, hasta qué punto le afectaban en su fuero interno lo que estaba viendo. Desde luego casi ni las imágenes, tantas, tan ‘aéreas’, tan lejanas, tan variadas e iguales, que apenas hacían saltar la señal de alarma de las emociones personales.

No sabría explicar la causa de esa lejana indiferencia: ¿Sería, que la saturación de ver centenas, millares de imágenes todos los días, apenas ya no nos sorprende? ¿Sería que el Japón está muy lejos y sentimos que eso a nosotros no nos afecta? ¿Sería acaso que hasta el impacto de la imagen que más nos afecte apenas nos dura los efectos unos minutos? ¿Por qué si en lugar  de sólo paisajes, nubes, casas, playas, apenas nos parecen tales, sino sitios desconocidos y sin embargo sentimos un poquito más cerca la desgracia cuando vemos imágenes de seres humanos caminado entre escombros y sentimos un poco más cercano su desamparo?

¿Quizá estamos tan afectados por la ‘virtualidad’, que ya no sabemos ‘ver’, las miserias y las desgracias con las que nos topamos a diario, en forma de mendigos sentados en una acera, en personas que con su bastón se abren paso por un mundo de sombras y tinieblas?

¿Por qué he buscado estas imágenes? ¿Por qué he leído lo que he leído? ¿Por qué he pensado que  es el país  mejor preparado  para este tipo de catástrofes y eso me libera ? ¿Acaso todo eso me disculpa de no sentirme lo suficiente, ni siquiera apenas, humano? ¿Necesitamos que la Naturaleza nos demuestre que aún dispone de maneras más severas para mostrar su capacidad de destrucción?

Comentarios

Campurriana ha dicho que…
Parece que coincidimos de nuevo en cierto modo, Náufrago.

Felices sueños.
Douce ha dicho que…
Buenos días, Campu

Cuando uno trata de explicarse a sí mismo lo que piensa y siente, para que no sean unos pensamientos o emociones que queden por ahí volando, trata de poner un orden en lo que siente. Si alguien da su opinión y en algunos puntos coincide, siempre es una forma de sentirse acompañado y no verse como un tipo raro. Ocurriría también si expresara lo que ve y siente de otra manera, sin afán de revancha, como a veces ocurre en estos medios y en otras circunstancias. De las dos formas puede ser un intercambio enriquecedor.

En mi opinión es la mayor carencia de este pueblo nuestro. A menudo no conversamos para oír al otro, sino para derrotarlo.

Provechoso domingo.

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