Desde Bores a Enterrías

Hace unos días el Náufrago dejó su isla para acudir a la invitación de un amigo que ha hecho de Bores, en la Liébana, a escasos kilómetros de Potes y de los Picos de Europa, su residencia, su refugio, su lugar de trabajo y de esparcimiento. Este pueblo, de poco más de 60 habitantes, está acostado en una loma desde donde se divisa la parte sur de la Cordillera Cantábrica. Es un lugar idílico para los amantes de la naturaleza, para aquellos que buscan la serenidad que producen esos valles perdidos allá abajo, donde se acurrucan las casas. Afortunadamente aún no han llegado los hombres de las grúas, el cemento y el ladrillo con su codicia, para dejar su huella feroz. Es un lugar para disfrutar y perderse entre robles, hayas, chopos o avellanos y poder alargar la vista hasta los picos de Peña Prieta, Dobres, o la Peña Bistuey ...

Bores es también un nombre lírico popularizado por Iñigo López de Mendoza en sus serranillas, el enamoradizo Marqués, se topa con una bella y lozana serrana de Bores y surge el idilio, el rechazo primero de la serrana y el posterior ‘avenimiento’

Moçuela de Bores,
allá do la Lama,
púsome' en amores.
...
Mas vi la fermosa
de buen continente,
la cara placiente,
fresca como rosa,
de tales colores
cual nunca vi dama
nin otra, señores.
...
Dixo: «Caballero,
tiradvos afuera:
dejad la vaquera
pasar al otero;
ça dos labradores
me piden de Frama,
entrambos pastores.»
...
-«Señora, pastor
seré si queredes:
mandarme podedes,
como a servidor:
mayores dulzores
será a mí la brama
que oyr ruiseñores.»
Así concluymos
el nuestro proçesso
sin fasçer excesso,
e nos avenimos.

E fueron las flores
de cabe Espinama
los encubridores

El Náufrago y su amigo no hallaron ‘serranas’ durante su paseo entre Bores y Enterrías. Pero llegados a este último pueblo, fueron recibidos cariñosamente por Rosa y Mari Cruz que también podrían atraer la mirada del Marqués poeta y la de los dos viajeros. Ambas regentan una hermosa posada rural, llamada “El Mirador de Enterrías", porque un magnífico ‘mirador ‘ es ese salón con chimenea, adornada con un gusto muy femenino, donde no faltan toda clase de aperos rurales, fotos de visitantes y amigos, y que ofrece una vista inigualable de las montañas cántabras y palentinas. Allí nos sirvieron un aperitivo y, acompañando a vinos y vermuts, un chorizo casero que estimulaba a la bebida.

Lástima que la gente siga buscando la aglomeración del rebaño y se olvide un poco de sitios como éste donde el tiempo se detiene, la belleza se ofrece en toda su provocación, y el sosiego, el buen yantar, el esparcimiento y el descanso, son un excelente lenitivo a nuestro desasosiego y nuestras prisas.
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El Mirador de Enterrías: http://usuarios.iponet.es/mirador/

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Yo estoy encantada de que la gente se olvide "de sitios como éste donde el tiempo se detiene". Soy bastante egoista.
El burro Romero ha dicho que…
Estoy con Pilar.

jeje
Anónimo ha dicho que…
Es cierto que es mejor poco y bueno, que la avalancha que todo lo arrasa.

Lo que pasa es que estas dos mujeres, valientes, han preparado un excelente lugar para aquella pequeña élite capaz de saborear, soledad, belleza, silencio, serenidad, encuentro con una Naturaleza, no hollada aún, y consigo mismo.

Por lo demás, de acuerdo con Pilar y con mi amigo 'Romero'.

Y es una pena ver que sean tan pocos los que lo disfruten.
Escritor en el Tejado ha dicho que…
Uf, qué recuerdos más buenos. Estuve unos días el verano pasado en Unquera y alrededores (Potes, Liébana, Fuente Dé, Santillana, Suances)... una maravilla todo.

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