Otros veranos
En esta sociedad nuestra donde todo está clasificado, etiquetado, sectorizado, estereotipado, unánimemente definido, decir septiembre es hablar de rentrée política, vuelta al cole, uniformes, libros de texto, loes, loas, y recuerdos de verano. Decir otoño es vuelta a los debates políticos, a reestatutos, reprocesos, follones atrasados, preelecciones, ¿o esto dura todo el año? Decir agosto, es decir, políticos desaparecidos del mapa (¡qué alivio!), masas masivas invasoras de playas, terrazas, chiringuitos, discotecas y todo lo que huela a muchedumbre.
En las portadas de los periódicos, ceden levemente los titulares políticos y son sustituidos, por accidentes de tráfico, terremotos, inundaciones, incendios,ciclones,asesinatos y suicidios, topitos invasores, periodistas ‘serios’, convertidos en marujos mallorquines y marbellíes. Agosto es, fotos principescas en bikinis, baños ‘infantiles’ o se dice ¿‘baños de infantas’? El verano es cuestión de festejos, calores en el sur, levante y centro... y pertinaz lluvia en el norte. Decir verano, es decir viajes, cañas, chopitos, tortilla de camarones, festejos, aire acondicionado expulsando olas de calor a las calles, es prepararse para la cuesta económica y emocional de la vuelta al trabajo.
Hay también otros veranos que no ‘existen’. No aparecen en ningún periódico, no abren ningún telediario, no juegan partidos de pretemporada, no reclaman las planeadoras de los paparazzi... Veranos que no serán fotografiados. Veranos que transcurren en ambulancias, en habitaciones de hospital... en tanatorios. Hay veranos que circulan en silla de ruedas guiados por la boca, que van a hacer la compra, ayudados. Hay veranos pasados en una oficina, a modo de nave, donde no funciona a veces el aire acondicionado. Hay veranos, tranquilos, sosegados, sin cenas en terrazas, sin claras ni tintos de verano: veranos de paseos, de lectura, de charlas amigas.
¿Sabemos lo que sucede, o sólo ‘ocurre’ lo que nos cuentan y como nos lo cuentan?
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Ilustración: Bruegel "L'été"
En las portadas de los periódicos, ceden levemente los titulares políticos y son sustituidos, por accidentes de tráfico, terremotos, inundaciones, incendios,ciclones,asesinatos y suicidios, topitos invasores, periodistas ‘serios’, convertidos en marujos mallorquines y marbellíes. Agosto es, fotos principescas en bikinis, baños ‘infantiles’ o se dice ¿‘baños de infantas’? El verano es cuestión de festejos, calores en el sur, levante y centro... y pertinaz lluvia en el norte. Decir verano, es decir viajes, cañas, chopitos, tortilla de camarones, festejos, aire acondicionado expulsando olas de calor a las calles, es prepararse para la cuesta económica y emocional de la vuelta al trabajo.
Hay también otros veranos que no ‘existen’. No aparecen en ningún periódico, no abren ningún telediario, no juegan partidos de pretemporada, no reclaman las planeadoras de los paparazzi... Veranos que no serán fotografiados. Veranos que transcurren en ambulancias, en habitaciones de hospital... en tanatorios. Hay veranos que circulan en silla de ruedas guiados por la boca, que van a hacer la compra, ayudados. Hay veranos pasados en una oficina, a modo de nave, donde no funciona a veces el aire acondicionado. Hay veranos, tranquilos, sosegados, sin cenas en terrazas, sin claras ni tintos de verano: veranos de paseos, de lectura, de charlas amigas.
¿Sabemos lo que sucede, o sólo ‘ocurre’ lo que nos cuentan y como nos lo cuentan?
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Ilustración: Bruegel "L'été"
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