El cartero siempre llama varias veces

En la isla del Náufrago, últimamente, el cartero no sólo llama dos veces, sino hasta tres y cuatro. Siempre con el mismo remitente:

Ministerio de Economía y Hacienda.
Secretaría de Estado de Hacienda y Presupuestos
Secretaría General de Presupuestos y Gastos
Almagro, 34
28010 MADRID

En la última (?) Llamada, el cartero le entregó un sobre que decía:

Estimado/a Sr./a

En respuesta al compromiso de mejora permanente del servicio prestado y en atención a la demanda e interés de muchos pensionistas, me complace hacerle llegar la “tarjeta de pensionista”.

Esta tarjeta le acreditará, en lo sucesivo, como preceptor/a de una pensión de Clases Pasivas abonada por esta Dirección General.

Y la firma la Subdirectora General que D.G.

Antes de pasar a relatar las ‘intensas emociones’ que cartas tan apasionadas producen en el corazón del Náufrago, y mientras se le pasa la emoción, permítanle que cuente dos anécdotas para serenar su ánimo.La primera es un viejo chiste de carteros y receptores/as de correos.
- Papá, papá, ¿el cartero es un hombre malo?
- No, hijo, no.
- Y entonces ¿por qué mamá le castiga encerrado en el armario cada vez que tú vuelves a casa?
El Náufrago no ha coincidido todavía ninguna vez con el cartero encerrado en el armario, pero quizá lo encierre si vuelve la próxima vez con cartas como ésta. La segunda historia es verídica y tiene su dosis de cachondeo, de las que mosquean levemente.

Una amiga y compañera de fatigas escolares. Decidió jubilarse el año pasado, porque creía que ya había cubierto suficientemente su ciclo educativo. Un día, ya jubilada, llegó a casa y encontró la mesa puesta y delicadamente preparada por su marido. Quedó algo sorprendida, pero a veces los maridos hasta tienen alguna ocurrencia. Se sentaron ambos a la mesa. Ese día se había encargado él también de servir la mesa. Esperaba a que su mujer se repusiera un poco de esta primera sorpresa. Ella levantó la servilleta que cubría el plato y vio un sobre. Nerviosa, lo abrió casi sin mirar el remitente y ¡oh sorpresa! Allí estaba la famosa carta de este cartero impertinente dándole la bienvenida al club de PENSIONISTA DE CLASES PASIVAS.

Estas dos anécdotas eran las que necesitaba el Náufrago para poder serenarse. Para no alargar más esta entrada, escrito ya el ‘prefacio’, tratará de poner un poco en orden en las encontradas emociones que la famosa carta le ha producido y se explayará en el próximo ‘post’, para que suene a más moderno. "The Postman Always Rings Twice"

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