Cuando los animales nos cuidan


- Perdóneme, don Nau, si me meto donde no me llaman : ¿Qué hacemos los animales en eso que está usted leyendo?

BERTA
- Hola Berta,  creí que con estos calores estabas durmiendo la siesta ...

- Ha de saber usted señor Náufrago, que lo mismo duermo, que juego con mis amigos a cualquier hora, o salgo de paseo...

- Lo sé, pero como eres muy curiosa, te voy a contar algo que a lo mejor te interesa. Escucha:
«En un hospital, en Pittsburgh, me solían pedir mi opinion antes de dejar volver a casa a una persona anciana deprimida a la que le habian hecho un bypass, o que se recuperaba de una fractura de femur. En general, yo era el último en ser consultado, y los colegas que me habian precedido ya habian prescrito una larga lista de medicamentos: antiarritmicos, antihipertensores, antiinflamatorios, antiacidos, etc.  Se esperaba que yo interpretase mi papel y que anadiese mi propio “anti”: un antidepresivo o un ansiolitico (antiansiedad)...

- ¡Huyyy! Me parece que esto no va conmigo....

- Pues ya que has mitido tu patita, voy a pedirte que sigas sólo un ratito. Trataré de ser lo más breve  posible y luego me cuentas. Sigo:
"No obstante, por lo general, la causa de la depresión estaba clara: este anciano o esa vieja dama vivían solos desde hacia años, sin salir mucho a causa de una salud frágil, sin ver tampoco a sus hijos ni nietos, que se habian trasladado a California, Boston o Nueva York,  y que se dejaba marchitar viendo la televisión. ¿Por qué razón ese paciente querria ocuparse de si mismo? Y aunque un antidepresivo le hubiese sentado bien, estaba seguro de que se lo tomaria cada dia? Sin duda ocurriria como con el resto de pastillas, ya dificiles de distinguir unas de otras y de ingerir como se las recetaron… Verdaderamente no tenia ningunas ganas de añadir mi granito de sal a tanta confusión. Los medicamentos no son "reguladores límbicos".

- ¡Eh, oiga señor Náufrago! me parece que yo eso de los "reguladores límbicos", no lo pesco...

- Espera un poco que viene lo suyo, y  te prometo que nos iremos a dar un paseo cuando termine:
"Asi pues, reuniendo todo el valor que podía, escribia mi recomendacion en el historial medico: "En cuanto a su depresión, lo más beneficioso para este paciente seria procurarse un perro (un perrito, claro, para minimizar los riesgos de caida). Si el paciente considera que le daría demasiado trabajo, entonces por parte de los internos de los servicios de cirugía ortopédica bastará con un gato, que no tiene necesidad de salir. Si eso tambien fuese demasiado, entonces un pájaro o un pez. Si el paciente también lo rechazase, entonces recomendaria una bonita planta de interior".
- ¡Ah!, esto ya me suena mejor. Somos los primeros: antes que los gatos, los pájaros, el pez y hasta una planta... 

- Podía contarte más cosas, pero por ahora lo dejamos con un poquito y nos vamos al jardín:
"Al principio recibía llamadas de teléfono un tanto irritadas cardiovascular: «Le hemos consultado para que nos recomendase un antidepresivo, ¡no un parque zoologico! .Qué quiere que le escribamos en la receta? ¡En las farmacias no hay animales domésticos!». Y como a pesar de todo, mis explicaciones no parecian convencer a nadie, excepto a mi mismo, acababan por recetar ellos mismos un antidepresivo. Sin duda estaban convencidos de apoyar asi la causa de la medicina moderna y cientifica frente al oscurantismo siempre amenazador de una medicina de «remedios de la abuela"…

 - Bueno, ya me he enterado un poco, otro día seguimos.

- Vale, Berta, has sido paciente, otro día te cuento otras 'historias'
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Referencia: 
"Curación emocional" David Servan-Schreiber

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