Callejear

SUCEDIÓ HOY. SIN MÁS PALABRAS, SOBRAN

Comentarios

Lola ha dicho que…
Nau, con qué cercanía y sencillez abordas este tema. Qué difícil resulta vivir para algunas personas y con qué frescura respiran otros.

Me resulta grato saber que existen personas como tú y la chica de la foto, que con la mayor naturalidad del mundo saben acercarse a alguien que posiblemente esté pasando un mal momento y ofrecen no sólo algunas monedas, sino un poco de aliento.

He de confesarte que me resulta difícil acercarme a alguien que está en apuros y preguntarle qué tal le va. Es evidente que no muy bien, y sólo se me ocurre dejarle algunas monedas.

Hace unos días me encontré en la calle algunos billetes. Estaban doblados, seguramente a alguien se le cayeron del bolsillo. Miré a mi alrededor y no vi nadie, por un instante no supe bien qué hacer y sólo se me ocurrió pensar qué era una lástima que alguien los hubiese perdido. ¡Con lo que cuesta ganarlos!

Pensé qué hacer unos instantes, y enseguida se me ocurrió dárselo a alguien a que seguramente lo necesitaba más que yo.

Hace tiempo que veo una persona en el mismo sitio, tal vez fuese su barrio. No es un lugar de mucha afluencia, pero él siempre está sentado en ese rincón. Lleva gafas y tengo la impresión que no ve muy bien. Una de las veces al pasar cerca de él me fijé como compartía migas de pan con unas palomas, seguramente sean las únicas con quién puede comunicar y a las que él puede aportartes algo.

¡Qué triste Nau! No se me olvida un instante que ese lugar que ocupa en la calle, podría ser perfectamente el mío. Un momento difícil cualquiera puede atravesarlo, pero la suma de ellos, puede resultar insoportable.

Miaus cariñosos.
Douce ha dicho que…
Hola Lola,

En primer lugar, decirte que también me ha conmovido lo que tú me has contado: tus dudas, tus reflexiones, el pensar en alguien que ves a diario, lo que supone tener al lado muchos casos similares y preguntarse el ‘porqué’ ocurre eso. Nunca lo he comprendido, ni lo comprenderé.
Hablas de ‘cercanías y sencillez’. Te explicaré. Casi todos los días recorro el paseo que da al mar, porque el mar me sosiega, Cuando paseo no me fijo en los que están en las terrazas., ni los que pasean. Hay dos tipos, quizá más, que me atraen la atención: los que con sus bastones y mochilas hacen el Camino de Peregrinos, los mayores que cubren los bancos y los que sentados en cartones, y bolsas esperan que alguien les de algo. Entre estos no ante todos me detengo a hablar con ellos, aunque le dé algunas monedas o algo de comer. Entre el recorrido que hago puede haber habrá alguna docena y sé con quién puedo charlar que son dos o tres. Hay otros que no me atrevería porque no sé si les apetece.

No es ninguna ‘caridad’, es acercarse de dos maneras simplemente con unas monedas o compartir algo de lo que haya comprado y otros que aceptan una pequeña conversación. No suelo decirlo, tampoco en casa, pero ya que me lo has comentado te respondo.

¡Ah! Se me olvidaba en todos los que me fijo, ya puedes suponerlo…. ¿?. TODOS LOS PERROS y sus dueños. Berta no pasea todavía por allí, sólo por los alrededores de casa.

Pues en nombre de ella y de Douce te enviamos nuestros cariños. (Soy un poco ’vagabundo’, no lo digas)
Campurriana ha dicho que…
Nau y Lola, ayer tuve una vivencia digna de contar.
Estaba acompañando yo a una persona joven que se estaba mareando en la calle (un simple mareo sin importancia) y se acercó un hombre mayor a acariciarle el hombro y preguntarle si se encontraba bien. Fue un gesto que nos conmovió tanto que nos hizo revivir a ambos como si se tratase de un milagro. Tan sentido aquel gesto y ese hombre que, evidentemente por su aspecto y la manera de andar, estaba mucho peor que la persona que me acompañaba...
Me he quedado con su imagen; su mirada, el tono cariñoso de sus palabras, su forma de moverse cuando se marchaba para seguir su paseo...

Aún queda bondad en el mundo.

Desde aquí le doy las gracias. Supongo que no lo leerá pero su detalle debe quedar plasmado en algún sitio para alimentar la esperanza que tanto necesitamos.

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