Cuando se ve por gafas de otro

Queridos amigos:
Voy a contar una historia  que me contaron esta mañana

BERTA

 .

Érase una vez un señor sabiondo que quiso pasarse de listo. El tal individuo acercóse a mí, como el que va a hacerme un cariño. Yo, ingenua, le dejé hacer y sin darme cuenta me colocó en mi trufa dos cositas redondas que luego supe eran unas lentes, vulgo GAFAS.

Yo dejé que me las pusiera, y seguía viendo la vida como siempre la he visto desde que puse mis patitas en este mundo. El señor 'gracioso' se equivocó de estrofa y resultó que lo que ocurrió fue que las gafas las veía él y estaba viendo dibujada su vida.

En su 'visión' contempló su vida. En la primera no se enteró que tenía él las lentes y veía la vida más o menos , pasable. Pero cuando empezó a mirar las  gafas de su vida le pareció GRIS, pero yo no lo dije nada, porque las dichosas gafas le estaba indicando un trazo de su vida.

Sigó mirando a través  veía  las gafas que tenía delante: mostraba los momentos más oscuros. Todo lo veía todo  con las lentes que tenía enfrente.

Mis gafas, mejor, lo que veía enfrente, no veía con claridad lo que la vida le pedía . No quedó allá el juego de las lentes, aquellas gafas sin cristales ya no veía nada fuera de sí y en su interior  tan sólo veía el vacío.

Querido 'gafoso', antes de poner unas gafas a otros , mírese usted primero. Si las necesita no se las ponga a otros y si las necesita sepa utilizarlas. 

Míreme ahora... Yo no tengo gafas, y no se las pongo a nadie porque veo muy bien.

Suya: BERTA

(sin lentes, se ve mejor)

***

UN PUJOL tres MILLONES de EUROS