Berta y la CHANCLA
Las de las once de la mañana serían, cuando la casa quedó vacía, excepto yo, Berta. Perra dueña señora me sentía. Servidora, no soy holgazona, gandula o vaga , más bien activa, inquieta y laboriosa. Hasta ahí todo iba tranquilo.
Como soy más bien inquieta, diligente y activa vi las chanclas de mi mamá que es un poco abandonada para algunas cosas y yo ví unas nuevas chanclas veraniegas. Cogí a 'Pincho', un perrito de peluche, muy amigo mío, con quien juego mucho y al que a veces le hago perrerías.
Hoy dejé un poco tranquilo a Pincho y me dediqué a 'adornar' a la chancleta, como ésta. Poco a poco seguimos jugando porque yo quería que quedera mona y ella sonría. Lo que sucedió, cuando llegó don Nau, no quiero decir lo que ocurrió. Sólo sé que ví su gesto y cuando vió los 'adornos' que habíamos hecho, yo y la chancleta, miré sus gestos y fui directa debajo de una cama que es mi refugio.
Lo que ocurrió más tarde, cuando llegaron los demás de la casa eso lo dejamos ahora para otro momento.
NOTA:
Al fin y al cabo, vale más hablar de las chancletas y los 'adornos' de Berta que tener que tragarnos todos los días el dichoso "PODEMOS"...
¿Hasta cuándo?
¡Ay, "ROJA", "ROJA" qué mal nos hiciste!
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