¡Ay, qué leche!
DEL ESTABLO AL TETRABRIK
El vocablo ‘leche’ goza en nuestro idioma de una rica polisemia. Depende del contexto, del tono y del estado anímico del hablante. Así, puede servir para indicar algo extraordinario: “¡este Luis Aragonés, es la leche!” o la rapidez con se produce un hecho: “salió echando leches” ( si la velocidad es mucha, el ‘echar’ puede ser sustituido por otro verbo más significativo, ‘cagando leches’.
El vocablo puede ser utilizado como amenaza: “Como sigas así, puedes ganarte una leche…” o servir para indicar el buen o mal carácter de uno de los cónyuges:"¡Pero qué mala leche tienes, cariño!”. Es útil asimismo, para indicar que algo nos sorprende: “Pero, ¡qué leches haces tú aquí! o para referirse a un golpe de cierta magnitud: “¡J… qué leche se ha pegado!"( y en el caso de que el golpe haya sido más severo el vocablo ‘leche’ puede ser sustituido por otro más sagrado que omitimos aquí por razones de espacio. En este caso la ‘leche’ ha sido la ‘releche’)
Como puede observarse el vocablo goza de una riquísima variedad significativa, o sea ¡que es la ‘leche’ A todas esas acepciones tendríamos que añadir la propia definición académica de: "Líquido blanco que segregan las mamas de las hembras de los mamíferos para alimento de sus crías”.
Esta introducción sobre la polisemia del vocablo ha venido a la calenturienta mente del Náufrago esta mañana al sacar del frigorífico un tetrabrik de leche Pascual. Podríamos decir que le pareció la 'releche'. A los normales problemas que encuentra para lograr que la dichosa ruedecilla haga 'clac' y conseguir que la subsiguiente lengüeta no se lleve medio dedo índice, se añade ahora toda una serie de recomendaciones ecológicas, reclamos publicitarios, certificados de calidad y recomendaciones varias:
PASCUAL TE DA LO QUE TE QUITA LA HIPOTECA, a saber:
El Náufrago volvía a casa entre satisfecho y cabreado. Siempre le tocaba a él ir a la vaquería y saturarse de aquellos olores a excrementos vacunos y paja, por el jodío privilegio de ser el mayor… ¡Me c... en la leche!
El vocablo ‘leche’ goza en nuestro idioma de una rica polisemia. Depende del contexto, del tono y del estado anímico del hablante. Así, puede servir para indicar algo extraordinario: “¡este Luis Aragonés, es la leche!” o la rapidez con se produce un hecho: “salió echando leches” ( si la velocidad es mucha, el ‘echar’ puede ser sustituido por otro verbo más significativo, ‘cagando leches’.
El vocablo puede ser utilizado como amenaza: “Como sigas así, puedes ganarte una leche…” o servir para indicar el buen o mal carácter de uno de los cónyuges:"¡Pero qué mala leche tienes, cariño!”. Es útil asimismo, para indicar que algo nos sorprende: “Pero, ¡qué leches haces tú aquí! o para referirse a un golpe de cierta magnitud: “¡J… qué leche se ha pegado!"( y en el caso de que el golpe haya sido más severo el vocablo ‘leche’ puede ser sustituido por otro más sagrado que omitimos aquí por razones de espacio. En este caso la ‘leche’ ha sido la ‘releche’)
Como puede observarse el vocablo goza de una riquísima variedad significativa, o sea ¡que es la ‘leche’ A todas esas acepciones tendríamos que añadir la propia definición académica de: "Líquido blanco que segregan las mamas de las hembras de los mamíferos para alimento de sus crías”.
Esta introducción sobre la polisemia del vocablo ha venido a la calenturienta mente del Náufrago esta mañana al sacar del frigorífico un tetrabrik de leche Pascual. Podríamos decir que le pareció la 'releche'. A los normales problemas que encuentra para lograr que la dichosa ruedecilla haga 'clac' y conseguir que la subsiguiente lengüeta no se lleve medio dedo índice, se añade ahora toda una serie de recomendaciones ecológicas, reclamos publicitarios, certificados de calidad y recomendaciones varias:
- Separar para el reciclado y echarlo en el contenedor amarillo
- Mirar debajo del tapón
- Leer las instrucciones laterales
- Destapar la lengüeta y descubrir el premio
- Conservar la lengüeta premiada y ponerse en contacto con Pascual
PASCUAL TE DA LO QUE TE QUITA LA HIPOTECA, a saber:
- Las cenas ‘chic’ que no tuviste
- El coche de tus sueños
- Las horas ‘extra’ con lo amigos…
El Náufrago volvía a casa entre satisfecho y cabreado. Siempre le tocaba a él ir a la vaquería y saturarse de aquellos olores a excrementos vacunos y paja, por el jodío privilegio de ser el mayor… ¡Me c... en la leche!
Comentarios
A mí de pequeña me sorprendían tales declaraciones, y sobre todo observando esas cagarrutas que flotaban en las lecheras de aluminio...
:)
Y yo me la tomaba a regañadientes porque mi abuela aseguraba que "estaba creciendo por momentos".
Ahora tampoco me gusta ese sucedáneo "entetrabricado" que llamamos leche.
Pues eso recocija al Náufrago... ¡Qué leches!"
;)