¿ A qué saben las penúltimas vidas...?
Seguramente, don Nau, no volverá a hablar de la 'segunda' vida de Juan Carlos : se la deseo tranquila. Por eso deja en la Isla, el artículo que relata Victoria PREGO, en parte, sobre la situación actual del Rey .
Lo repito aquí en su totalidad, en texto normal, porque este Blog no me permite el PDF.
Lo repito aquí en su totalidad, en texto normal, porque este Blog no me permite el PDF.
- EL REY ESTA MUY SOLO. SON MUCHÍSIMOS LOS DÍAS EN
QUE COME SOLO EN LA ZARZUELA…
- CON LA REINA NO TIENE NINGUNA RELACIÓN, RESULTADO DE SUS TANTAS INFIDELIDADES.
- CON EL
PRÍNCIPE TIENE UNA RELACIÓN NO MALA, PERO MÁS BIEN FRÍA. VE MUY POCO A
SUS NIETAS …
- EL REY NUNCA HA SIDO MUY CORDIAL CON LA PRINCESA
LETIZIA . NO
LE GUSTA.
- CON CRISTINA , QUE TENÍA UNA RELACIÓN
MAGNÍFICA, AHORA
NO TIENE NINGUNA.
-AL FINAL, TIENE
UNA BUENA RELACIÓN CON ELENA . Y PUNTO.
![]() |
Rafael Spottorno |
"- Quiero que me
estudies qué hay que hacer y cómo se hace en el supuesto en que decida irme".
Con este encargo del rey al jefe de su
Casa, Rafael Spottorno, empezó el último capítulo de una historia que había comenzado
mucho tiempo antes y que se había ido haciendo sitio durante meses en el ánimo
de Juan Carlos I.
«El rey ha manejado muchas veces antes de ahora la posibilidad de
abdicar», dice una persona que conoce bien al monarca y que mantiene con
él una relación que va más allá de la obligada por su cargo institucional.
«Esto ha sido como los ojos del Guadiana, pero él ha estado
considerando la posibilidad de abdicar la Corona desde antes de cumplir los 75 años. En
todo este tiempo, ha tenido momentos de decir “me debo ir”, pero luego se le subía un poco el ánimo y dejaba de pensarlo». «Ya el año pasado tonteó un
tiempo con el asunto», confirma uno de sus más
cercanos colaboradores.
Ese tiempo coincide con los últimos
episodios de operación de caderas y todas sus complicaciones sobrevenidas, que
le han causado un gran sufrimiento físico. «Antes de la última
operación de cadera verdaderamente sufrió mucho». Y por eso la idea de
abdicar toma cuerpo definitivamente en el otoño, cuando convalece de las
operaciones y tiene que hacer unas rehabilitaciones durísimas.
SITUACIÓN
CRÍTICA
Sucede que en esos momentos la
situación por la que atraviesa España es muy difícil, llega a ser crítica y no
aconseja de ninguna manera abrir en la cúpula del Estado una etapa de incertidumbre
que se añadiera a las incertidumbres que ya se cernían sobre el país. "Entonces está ya en auge el problema catalán y la crisis
económica no ha mostrado todavía signos de recuperación". El rey se ve forzado, además, a
considerar su retirada cuando ve como otros monarcas europeos le pasan el
testigo a sus herederos. «Lo que pasa es que él
siempre dijo: “Cuando me vaya tiene que ser estando bien, estando arriba”».

"Tampoco el caso Nóos ha influido en su decisión, no
le ha empujado. Él ha aguantado el tirón hasta ahora y hubiera aguantado después
lo que hubiera de venir, aunque es muy consciente del daño que ese asunto ha hecho al
prestigio de la monarquía», dice alguien que le conoce
bien.
"Desde primeros de enero se viene hablando en serio del asunto, pero
ésta no ha sido una decisión rumiada en solitario y comunicada después a Rafael Spottorno. En absoluto. En ese difícil y dramático proceso de decisión el rey ha
consultado con un puñado de personas cercanas a las que ha preguntado y con las
que ha abordado el asunto con la seguridad de que ninguno de ellos traicionaría
su confianza, como así ha sido.
"Él ve, sobre todo, que su hijo está en el mejor momento y no quiere verlo como
Carlos de Inglaterra, que en noviembre cumple nada menos que 66 años».
Esta apreciación es confirmada por otra
persona cercana a don Juan Carlos: «El rey no se chupa el dedo, no
se lo ha chupado nunca, y él sabe que la credibilidad de esta Casa está muy dañada». Por eso el rey dice a su interlocutor: «La Corona está baqueteada, la
política está en sus horas más bajas, y, sin embargo, el príncipe está aquí —y levantaba las manos hacia
arriba— Esto hay que hacerlo ya. Créeme, dijo, ha
llegado el momento de dar un impulso, porque lo que hagamos nosotros va a contribuir a la renovación
de España en muchos aspectos. Si se renueva la cúpula, se renovarán otras cosas
después. Si nosotros damos un escopetazo... ayudaremos al país. Lo
difícil es encontrar el momento porque, si se te pasa el arroz, no
habrá servido para nada».
Efectivamente, que la Corona está «baqueteada», como dice el rey, y
que el príncipe se salva totalmente de la quema, lo confirman los sondeos de
opinión que se publican por entonces. El 5 de enero de este año 2014, justamente la víspera de la para el rey desdichada jornada de la
Pascua Militar, EL MUNDO recoge los datos de una encuesta que dice que, por
primera vez en democracia, no llega al 50% el porcentaje que respalda la monarquía como forma de Estado
para España. Es más, el 56% de los encuestados tiene una opinión regular, mala
o muy mala del reinado de don Juan Carlos. Dos años antes, el
porcentaje de quienes opinaban lo mismo era del 17% y
antes de 2012 era aún menor. Por si eso fuera poco, el 65% declara tener mala opinión de la infanta Cristina, y
nada menos que el 90% cree que la Justicia no la trata igual que a cualquier español. Sin
embargo, el 66,4% declara tener una opinión buena o muy buena del príncipe Felipe
y el 57% cree que él podrá recuperar el prestigio dañado de la Corona.
RIESGO
DE FILTRACIONES
Las reflexiones del monarca son de
mediados de enero, cuando Rafael Spottorno ya se ha puesto a trabajar en solitario
para averiguar cómo se gestiona la abdicación de un rey. Pero sólo puede consultar
textos, no puede hablar con ningún constitucionalista, con
ningún historiador, porque el asunto es de tal trascendencia que no puede correr el
riesgo de que se produzca la menor filtración de la noticia.
No ha habido en España tantas
abdicaciones de un rey en el ejercicio de su cargo, lo cual le complicaba las
cosas a Spottorno. Isabel II abdicó en su hijo Alfonso XII desde su exilio de
París, cuando ya no reinaba. Alfonso XIII tampoco reinaba cuando transmitió los derechos
dinásticos a don Juan de Borbón. Amadeo de Saboya, más que abdicar, realmente salió huyendo de aquella España feroz que le fue tan
hostil. En definitiva, que la última abdicación fue la de Felipe V, que
abdicó en 1724 en su hijo Luis I, pero éste murió de viruela a los seis meses de ocupar el trono y
su padre volvió a ser el rey.
Había, pues, que partir de cero. Spottorno
elaboró un documento que analizaba los aspectos legales pero también los
aspectos prácticos como el estatuto que podría tener don Juan Carlos una vez
consumada su abdicación, dónde viviría y el sustento que podría recibir. Porque, por
ejemplo, el rey no tiene derecho a la sanidad pública porque nunca ha
cotizado a la Seguridad Social.

Don Juan Carlos lo habla con el
príncipe y después encarga a Spottorno que consulte a los anteriores jefes de
la Casa del Rey: Alberto Aza y Fernando Almansa. Lo vieron, lo «refinaron» entre todos, le
fue enseñado de nuevo al monarca y ahí fue cuando él dijo:
—Bien, lo voy a hacer.—¿Este año? — preguntó Spottorno.—Sí, no quiero que mi hijo se marchite esperando como Carlos de Inglaterra. Hay que dejar paso. Yo he cumplido mi misión. Intenté que éste fuera una país libre y democrático y eso se ha conseguido. Ahora el testigo lo tiene que recoger quien está en su mejor momento.
Por delante estaban las elecciones
europeas, el problema de Cataluña, las primarias del PSOE que
podían poner en entredicho el liderazgo de Rubalcaba, y eso ya constituía una
incertidumbre que no convenía a la operación que estaba en marcha.
«Era necesario que los dos grandes partidos estuvieran de acuerdo
en esto. No se entendería ni habría sido de recibo que la abdicación se
hiciera con los únicos votos del PP. Era imprescindible estar seguros de que la mayoría del
Parlamento está de acuerdo».
"HAGÁMOSLO EN JUNIO"
Por entonces, recordémoslo, las
europeas no se habían celebrado y Rubalcaba por lo tanto no había anunciado su
retirada, pero ya las primarias como horizonte inquietaban al rey y a sus
colaboradores. Pero es que después del verano venía el 9 de noviembre en Cataluña, con
todo lo que eso va a suponer. Y después las elecciones municipales y autonómicas. Y
después las generales.
—Hagámoslo en junio —dijo el rey.
Cuando don Juan Carlos habla con el
príncipe de que estaba decidido a abdicar ya, el príncipe dijo «a la orden». Pero don Felipe nunca le ha
dicho al rey que debería abdicar.
—¿Vuestra Majestad lo tiene claro? — le pregunta Spottorno.—Sí.—¿Tiene claro que lo quiere anunciar en junio?—Sí.—Pues entonces dígaselo ya al presidente del Gobierno.—¿Y qué va a decir el presidente? —dijo sorprendentemente el rey.—El presidente no puede decirle que no lo haga. Lo que sí puede hacer es poner pegas a la fecha.
El día del funeral en memoria de Adolfo
Suárez, el rey tenía despacho con Mariano Rajoy. Ese día se lo dijo. El
presidente no puso ninguna pega pero sí pidió: «Explíqueme por qué quiere
hacerlo en junio».
Don Juan Carlos se lo explicó y Rajoy
designó a la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría para que trabajara con
la Casa en la reparación de la abdicación, y eso fue todo.
Dos o tres días después, el 2 o el 3 de abril, el
rey habló con Rubalcaba «que se comportó como el
patriota que es».

«Con Rubalcaba el rey mantiene unas excelentes relaciones que van
más allá de las puramente institucionales. Son relaciones de afecto
verdadero», dice uno de los próximos a don Juan Carlos.
Llegaron las europeas con los
resultados que se conocen y en La Zarzuela se evalúan los datos. Y, desde
luego, se evalúa el anuncio de Rubalcaba de renunciar a la secretaría
general del PSOE y convocar un congreso extraordinario. «Claro que la decisión de
Rubalcaba influyó, pero únicamente para decidir la fecha del anuncio».
La ventana de opciones se estrechaba
notablemente. Se habían barajado tres alternativas para hacer el anuncio: la
semana del 26 de mayo, la del 2 de junio o la del 9. «La primera era un poco
precipitada. Y la última era arriesgada porque no se quería forzar el
calendario del Congreso y del Senado. Además, el día 2 era el único día en que coincidían en Madrid la reina y el Príncipe
de Asturias, además de la princesa. El príncipe llegaba ese lunes a las siete de la mañana. Pero
la reina, que llegaba el domingo de Copenhague, se marchaba el martes a
Nueva York. Realmente disponíamos de siete horas».
Y así se hizo.
Ahora quedan las decisivas cuestiones
derivadas del hecho principal: la aprobación por las Cortes Generales de la abdicación del rey, la
jura y solemne proclamación de Felipe VI como nuevo rey de España y, además, todo
lo derivado de la nueva situación de don Juan Carlos.
DON
FELIPE DECIDIRÁ
Y esa no es una cuestión menor. El
tratamiento que va a recibir —«espero que no hagamos como
en Holanda, donde a la reina Beatriz la llaman ahora princesa»—; el aforamiento del rey cuando deje de serlo, algo
que está pendiente de resolverse, o por una ley especial o por su inclusión en la Ley Orgánica del
Poder Judicial, que está en fase de tramitación en el Congreso y cuya aprobación
tardará aún unos meses; el sustento que va a tener, que
es algo que decidirá Felipe VI.
Pero hay algo que al rey le importará
mucho más cuanto más tiempo pase sin la Corona: ¿Qué va a hacer con su vida? Don Juan Carlos lleva casi 39 años
siendo el jefe del Estado y muchos años más preparándose para serlo. Ahora
se queda sin cometido preciso y, lo que agrava aún más el vacío que le amenaza, en
la más absoluta soledad.
"El rey está muy solo, él se ha quejado de hecho de su soledad. Es un hombre que en estos momentos despide a la audiencia de los viernes y tiene todo el fin de semana en que está en la soledad más absoluta. Los puentes se le hacen larguísimos. Son muchísimos los días en que come solo en La Zarzuela».
Esta realidad de don Juan Carlos es el
resultado de su trayectoria personal durante años, en los que ha tenido
numerosas relaciones sentimentales fuera del matrimonio. La última con Corinna
Larsson, «esa mujer diabólica» con la que viajó a
Botsuana, no a cazar elefantes sino a pasar unos días con ella. Corinna
Larsson «desapareció de aquí en abril de 2013 y
no ha vuelto a aparecer».
El resultado final de tantas
infidelidades es que «con la reina no tiene
ninguna relación, salvo la que se ve en los actos institucionales. De
todos modos, ella pone más que él en lo poco que se relacionan. Yo
creo que ella lo quiere todavía», dice alguien muy cercano a
los aspectos más personales del rey.
VE
POCO A SUS NIETAS
«Con el príncipe tiene una relación no
mala, pero más bien fría. El príncipe se relaciona con su padre muy correctamente, pero
desde una cierta distancia». No es de extrañar porque
don Felipe tiene una extraordinaria relación con su madre, y es natural que acuse los
malos momentos por los que ha pasado la reina a causa de los amores del rey. «Aunque ahora las cosas están mejor y están más unidos», precisa esta fuente. «Pero viviendo tan cerca, los
Príncipes de Asturias podrían ser más próximos. Pero no lo son, ve
muy poco a sus nietas. También es cierto que el rey nunca ha sido muy cordial con la
princesa Letizia. No le gusta». Y eso también tiene
necesariamente sus consecuencias.

Y para mayor soledad en este momento
decisivo de su vida, hay que decir que el rey no tiene ahora ninguna novia. La
última relación conocida fue con Corinna, pero eso terminó hace más
de un año. Por eso decimos que está solo. «Pero está bien. No
está triste, está convencido de que ha hecho lo correcto. Ahora
bien, tiene la incertidumbre sobre su vida futura. Cree
que esa vida va a cambiar mucho, y yo creo que no va a cambiar tanto si Felipe VI comprende que
su padre es un activo extraordinario para los intereses de España».
Al final, asomado al cantil de su
futuro, aparece un hombre solo cuya vida depende, por su propia decisión, de
lo que sobre él decida su hijo, el rey de España.
Texto de VICTORIA PREGO
Comentarios
Escuchaba hoy en la radio..."Es difícil ser republicano y no parecer tonto"...
Bueno. No tanto...