El Desafío Emocional

EL AMOR ES UNA NECESIDAD BIOLÓGICA

Algunas veces don Nau lee libros  de esos que llaman  de 'ayuda' o 'autoestima'. Es como si fueran lecturas de segunda división. No sé, más bien sí sabe lo que le conviene, o dicho de otra manera, leer lo que le dé la gana. Hoy tocaba leer de esto último y de la medicina de las emociones. Esto, que es muy suyo, lo abrió por la página que marcó el 'dedo gordo' que es el más experto en estos temas.

Y he aquí  que apareció el capítulo 11 de este libro:  "Curación Emocional", autor  David Servan-Scchreiber .

De este modo dividió el principio del capítulo:

 EL DESAFÍO EMOCIONAL:
La madre de Marie le devuelve el boletín de las notas escolares: “Eres una nulidad. Nunca llegaras a nada. Suerte que tengo a tu hermana”.  
- La esposa de Jacques rompe un plato contra el borde el fregadero: “¡Me vas a escuchar de una vez! ¡Estoy harta de tener que gritar! .Cómo puedes ser tan egoísta?”. 
 Pocos días después de ser contratado, Edgar se informa en un departamento de su nueva empresa que no es el suyo. Un compañero de trabajo desconocido se le acerca y le dice: “No sé quién eres, pero aquí no tienes nada que hacer. Es mi territorio, !así que esfúmate!” 
 Por tercera vez en la misma semana, los vecinos de Sepia están de fiesta hasta las dos de la madrugada. A la mañana siguiente, saca la basura a las siete haciendo todo el ruido posible. “Así aprenderán…”, murmura por lo bajo.
***

Nada hace rechinar más los dientes de nuestro cerebro emocional que los conflictos con quienes forman parte de nuestro entorno directo. Tanto si se quiere como si no, los conflictos con nuestros vecinos –que después de todo, no son más que “extraños”- pueden afectarnos tanto como un rechinar de unas sobre una pizarra.

Por el contrario, se nos deshace el corazón ante el espectáculo de un niño sonriente que coge de la mano a su padre para decirle, mirándole a los ojos:
-“Te quiero, papa”. 
 O ante la anciana en su lecho de muerte que mira a su marido y le confía: “He sido muy feliz contigo. No me arrepiento de nada. Puedo marcharme en paz. Y cuando sientas el viento sobre tu rostro, acuérdate que soy yo, que te estoy abrazando”.  
 - O incluso frente al refugiado que abrazo al médico de una organización humanitaria y que declara: “Es usted un enviado de Dios. Tenía mucho miedo, !pero ha salvado usted a mi hija!”.
***

Tanto en un caso como en el otro reaccionamos ante la relación afectiva entre seres humanos. Cuando las personas se violentan emocionalmente, sufrimos, incluso cuando no somos
más que simples testigos.
-Cuando explican lo que sienten (“Te quiero”, “He sido feliz”, “Tenía miedo”) y utilizan esa sensación para aproximarse, para tocarse el corazón, nos conmovemos

Comentarios

Campurriana ha dicho que…
No hay nada más bonito que involucrarse. Aunque salgamos heridos más de una vez, podremos confirmar que hemos vivido.

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