Cuando los animales nos cuidan
Soy Berta, de nuevo. Estaba yo curioseando las
fotos del salón y me fijé en Douce, la Becaria de esta Isla. La miré atentamente y observé las
sensaciones que despedía : meditación dulce, atención, olfateando
su hierba, mirando hacia arriba a quienes la llamaban… volviendo a meditar pacíficamente. No quiero decir
todo lo que yo desprendo en todos los sentidos…No es vanagloria.
Visto eso, me
topé con don Nau que leía :
“Cuando los
animales nos cuidan”. Le acompañé curiosamente en sus lecturas, escogiendo lo que me parecía
interesante:
"En el hospital, en Pittsburgh, me solían pedir mi opinión antes de dejar volver a casa a una persona anciana deprimida a la que le habían hecho un bypass, o que se recuperaba de una fractura de fémur. En general, yo era el último en ser consultado, y los colegas que me habían precedido ya habían prescrito una larga lista de medicamentos: antiarritmicos,antihipertensores, antiinflamatorios, antiacidos, etc. Se esperaba que yo interpretase mi papel y que añadiése mi propio “anti”: un antidepresivo o un ansiolítico (antiansiedad)…”
El
Doctor David Servan-Scheiber era más propio
de la ‘curación emocional’ que medicinal. Pensaba qué iba
hacer la
anciana deprimida y sola con sus ‘anti’ medicinales
o el ‘calor’ de un perro, un gato, un pájaro o un pez…
" Los medicamentos no son “reguladores límbicos”. Así pues, reuniendo todo el valor que podía, escribía mi recomendación en el historial médico: “En cuanto a su depresión, lo más beneficioso para este paciente seria procurarse un perro (un perrito, claro, para minimizar los riesgos de caída). Si el paciente considera que le daría demasiado trabajo, entonces bastara con un gato, que no tiene necesidad de salir. Si eso también fuese demasiado, entonces un pájaro o un pez. Si el paciente también lo rechazase, entonces recomendaría una bonita planta de interior”
Soy
todavía muy joven , acabo de cumplir mis nueve primeros meses. También me he dado cuenta
que atraigo más a las personas que ‘Revianchoa ’ vendiendo libros. Pero cuando yo acompaño al Náufrago le vuelvo y se
vuelve “más atractivo” a los ojos de los demás. Yo, por supuesto, y él
también, recibe sonrisas. Sin mí, nadie se iba a fijar en él, con perdón.
“Al principio recibía llamadas de teléfono un tanto irritadas por parte de los internos de los servicios de cirugía ortopedica o ya difciles de distinguir unas de otras y de ingerircardiovascular: “Le hemos consultado para que nos recomendase un antidepresivo, ¡no un parque zoológico! ¿Qué quiere que le escribamos en la receta? ¡En las farmacias no hay animales domésticos!”
Yo , Berta, ni Douce, somos médico, ni psicólogas o neurólogas. Ni tenemos ningún título especial. Simplemente somos sencillas perritas que hacemos de todo
para que los nuestros se sientan tranquilos y sonrían con nosotras, incluso las perrerías de Berta. Somos un bálsamo, la mejor fuente de paz y de alegría. Comprendo
perfectamente a don David que sigue dejando su ‘Curación Emocional', aunque nos regalara su vida.
"Como los de ese estudio publicado en el American Journal of Cardiology, según el cual se había estudiado durante más de un año a hombres y mujeres cuyo infarto hubiera estado acompañado de peligrosas arritmias. Quienes poseían un animal doméstico contaban con seis veces menos posibilidades de morir, en el siguiente año, que los demás. O también los de ese otro estudio, según el cual las personas ancianas que contaban con un animal doméstico disponían de más resistencia psicológica frente a las dificultades de la vida y visitaban mucho menos a su médico .
Comentarios
:)
Pero eso es otra historia
No te preocupes, disfrútalo.