Comensales Navideños

Esta mañana, al echar la ojeada vió por encima los titulares que 'matizaban' a su estilo el mensaje Real. El Náufrago, como imagina, la inmensa minoría estaría en otros quehaceres, 'queveres' , 'quebeberes', 'queolores'.... El Mensaje se vuelve una rutina, que los periodistas tratan de 'apañar' a su modo. Verbigracia:


- El Rey avala la “actualización” de los “acuerdos de convivencia” EL PAÍS
- El Rey defiende «España abierta en la que cabemos todos»,ABC
- El Rey: 'Asumo las exigencias de ejemplaridad y transparencia que reclama la sociedad' EL MUNDO
- El Rey alienta a trabajar por un país unido que reconozca su diversidad. LA VANGUARDIA
- El Rey aconseja "generosidad" ante el desafío soberanista.-
- El Rei aconsella "generositat" davant el desafiament sobiranista.-EL PERIÓDICO
Total: "Paraules d'amor senzilles i tendres." -:)

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Visto lo visto,  don Nau se interesó por el texto de OPINIÓN de Antonio GALA, que en ese tema convergen. No tanto en otros, pero hablamos de Navidad y de perros:
Navidad canina 
LA NAVIDAD es una fiesta para pasar con alguien los obligados fríos. Yo la pasaré con mis perrillos. De todas las criaturas de este mundo, son quienes más se alegran de tenerme a su lado; para quien yo, sin duda, soy lo más necesario: más que el pavo, el turrón y el besugo, para quien los consiga...  
Todo perro, en el fondo, es amo de su amo: porque él es el amante. Cuando un perro entra en una casa, la primera semana le hace compañía a quien lo entró; la segunda, es ya quien lo entró quien le hace al perro compañía; la tercera, quien lo entró se da cuenta de que la forma que tiene un perro de acompañar es pedir que lo acompañen. 
En Nochebuena, junto a Mambrú y Olé, pensaré en los perros sin amo. Es decir, evitaré pensar en mí y en sentir celos de los perros ajenos. Y desde aquí, en el campo, pensaré en la soledad que nos acompaña... Por las calles de las grandes ciudades, por los campos tan fríos y tan solos... Pensaré en los perros, y en los que no somos, de momento, perros a los que nadie quiso retener, a los que nadie se ha acercado nunca para ponerles un nombre y un collar. A quienes nacieron para vivir una vida baldía.
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En la mesa de la cena  familiar había 'tres comensales' que rondaban alrededor de la mesa y añadían alegría a la  fiesta. Hasta la más pequeña aprovechó una silla vacía para ocuparla como comensal de honor.


Cada una alegraba la velada con su compañía , pendientes por si algo acompañaba. Dos de ellas estaban presentes materialmente, la tercera también nos acompañaba,  a su modo, con su presencia interior.



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