La ley del silencio

ANÉCDOTA ESCOLAR

Son las 13:20h horas de la mañana, las terribles 13:20h horas en todos los relojes de la tarde. Pero para qué vamos a andarnos con pamplinas poéticas: es la última hora de una mañana que empezó a las 8.30 h y terminará a las 14:15 h de la mañana o de la tarde, como prefieran.

Por supuesto hablo de un Instituto de Secundaria, lo de secundario casa muy bien con las prioridades que rigen en este Reino. El profesor de guardia se dirige hacia el aula de donde cree que parten los chillidos, las carreras y otros ruidos propios de estas horas. Abre con cuidado la puerta, por simple precaución, para no ser arrollado por algún corredor de fondo o que viene desde el fondo de la clase.

Muy digno él, muy circunspecto, se sube a la tarima porque lo considera más conveniente que tirarse al suelo y ponerse a patalear como la mamá del anuncio televisivo en el supermercado ante los alaridos de su hijo. Esa presencia no debe intimidar a cuatro cinco que siguen corriendo por el aula, charlan con algún compañero, empujan a alguien o hablan en voz alta. Poco a poco algunos o algunas van comprendiendo algo o es que se aburren de ver al profe con gesto adusto y sin proferir palabra . Intriga en algunas, algunos. Indiferencia en otros que siguen a los suyo, sin instalarse aún en su sitio.

Para romper el silencio intrigante del profesor entarimado una alumna pregunta :

-¿“ No viene Nieves?”. Nieves es la Srta, Nieves Rodríguez, profesora de Lengua . El profesor espera un poco más fingiendo una tranquilidad que es cabreo sordo por dentro, hasta que van callándose el resto de las voces.

- “ No acostumbro a hablar cuando otros hablan.” Dice escuetamente. Mira su reloj : “Habéis necesitado 5 minutos para callaros”, dice a ojo de buen relojero.

En estas estamos cuando viene “Nieves”. El profe de guardia le dice : “Estos jóvenes – bueno, tienen 12 y 13 años- han necesitado cinco minutos para cerrar el pico". La profesora, quizá para abundar en el hartazgo, comenta.

“- ¡Uyy! Eso es poco, a veces necesitan más ”. Y añade. Es un grupo , podemos decir ‘pasable’, pero hay tres o cuatro personajes que lo ‘fastidian’ un poco para decir de una forma suave" El profesor de guardia le dice : “ ¿Y por qué no dices ‘lo joden’ bastante?"

- “ Quizá es que no me atreva a emplear esas palabras”
- “Pero es que a lo mejor ese lenguaje lo entienden.”

Y sin más , muy digno, pero en el fondo satisfecho por haber reñido esta batalla con pocas palabras. Total si se hubiera puesto a dar el par de voces que le pedía el cuerpo hubiera sido más cruenta la batalla, y no están los tiempos para gastar la pólvora en salvas(e) la parte.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Me gusta mucho tu blog Julio, lo tienes muy cuidado.

Es cierto que muchas veces el silencio del profesor es lo que hacía que nos callásemos. Todo el mundo se quedaba mirando para ver qué le pasaba.

Un besote de padre y muy señor mio (me gustó esa expresión)
Unknown ha dicho que…
Cada vez que oigo o leo anécdotas de este tipo se me cae el alma a los pies, de verdad. No os arriendo la ganacia, queridos profes.

Besos
Douce ha dicho que…
Gracias , gato Félix por tu visita y tus palabras.No sé si bien cuidado, aunque si muy querido, porque me permite expresar muchas de las cosas que siento, quiero o me molestan.

Bliss,
hay momentos desagradables ,pero también tiene bastante satisfacciones, a poco que tengas el ánimo abierto. Pero hay que reconocer que a veces no es fácil
Escritor en el Tejado ha dicho que…
Ese método del silencio y la mirada asesina me suele funcionar a mí también. Y además, como dices, te ahorras el dolor de garganta y el ponerte a su altura.

Entradas populares