La frase del día
DE CIORAN A SARAMAGO ( Versión en prosa de la 'Alegría de la huerta')
Iba a comentar, ingenuo de mí, la frase del día recogida en un diario de la capital, dándome perfecta cuenta de por qué la había seleccionado en la presentación del último libro de José Saramago (¿lo escribo junto o separado, señora ex-Ministra? “Las pequeña memorias”... La frase seleccionada , mirando al ‘tendido’, decía así. “Sólo son los optimistas los seres insensibles, estúpidos o millonarios”, luego supe que en realidad la frase no es suya sino de alguien que me imagino que él conoce muy bien , Emil Cioran.
Después, leyendo el artículo, la frase quedaba mejor ubicada en su contexto donde explicaba que las lecciones que más le han marcado en su vida las aprendió del hombre más sabio que ha conocido en su vida y que no sabía leer ni escribir. Más adelante es cuando afirma: “ Ahora mi optimismo está por los suelos. Hoy estamos todos unidos en la mierda del mundo, y no se puede ser optimista. Sólo son los optimistas los seres insensibles, estúpidos o millonarios. Hay basura en la calle, hay basura en las pantallas de televisión y hay que ser pesimistas”
Admitiendo toda la parte de razón que asista al escritor ‘lusohispano’ me resultan más ‘humorísticos’ y más corrosivos los “silogismos amargos” de su maestro Cioran, de quien había recogido su frase y encontré algunos que navegan entre el humor , la lucidez y la mala leche que adornan al francorumano.
Atrofia del verbo
- Sólo nos interesa lo que un escritor se ha callado, lo que hubiera podido decir, sus profundidades mudas. Si deja una obra, si se explica, se asegura nuestro olvido.
- Magia del artista irrealizado..., de un vencido que desaprovecha sus decepciones, que no sabe hacerlas fructificar.
- ¡Tantas páginas, tantos libros que fueron fuentes de emoción para nosotros, y que releemos para estudiar la calidad de los adverbios o la propiedad de los adjetivos!
- Existe en la estupidez una gravedad que, mejor orientada, podría multiplicar la suma de obras maestras.
- Sin nuestras dudas sobre nosotros mismos, nuestro escepticismo sería letra muerta, inquietud convencional, doctrina filosófica.
- ¡Cuánto me atraen los autores de segunda fila (Joubert, sobre todo) que, por delicadeza, vivieron a la sombra del genio de los demás y que renunciaron al suyo por temor a poseerlo!
- Si Molière se hubiera replegado sobre sus abismos, Pascal, —con el suyo— habría parecido periodista.
- Desconfiad de quienes vuelven la espalda al amor, a la ambición, a la sociedad. Se vengarán de haber renunciado a ello.
- La historia de las ideas es la historia del rencor de los solitarios.
- Plutarco, hoy, escribiría las Vidas paralelas de los fracasados
- Algunos seres deberían haber vivido en ciudades alemanas de la época romántica. ¡Imaginamos tan bien a un Gérard von Nerval en Tubinga o en Heidelberg!
- La capacidad de aguante de los alemanes no tiene límites; y ello hasta en la locura: Nietzsche soportó la suya once años, Hölderlin cuarenta.
- Lutero, encarnación del hombre moderno, asumió toda clase de desequilibrios: un Pascal y un Hitler cohabitaban en él.
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Referencias:
José Saramago: "Las peqeñas memorias". Alfaguara
E. Cioran: “Syllogismes de l’amertume” Gallimard. Pág. 4 y 5
Iba a comentar, ingenuo de mí, la frase del día recogida en un diario de la capital, dándome perfecta cuenta de por qué la había seleccionado en la presentación del último libro de José Saramago (¿lo escribo junto o separado, señora ex-Ministra? “Las pequeña memorias”... La frase seleccionada , mirando al ‘tendido’, decía así. “Sólo son los optimistas los seres insensibles, estúpidos o millonarios”, luego supe que en realidad la frase no es suya sino de alguien que me imagino que él conoce muy bien , Emil Cioran.
Después, leyendo el artículo, la frase quedaba mejor ubicada en su contexto donde explicaba que las lecciones que más le han marcado en su vida las aprendió del hombre más sabio que ha conocido en su vida y que no sabía leer ni escribir. Más adelante es cuando afirma: “ Ahora mi optimismo está por los suelos. Hoy estamos todos unidos en la mierda del mundo, y no se puede ser optimista. Sólo son los optimistas los seres insensibles, estúpidos o millonarios. Hay basura en la calle, hay basura en las pantallas de televisión y hay que ser pesimistas”
Admitiendo toda la parte de razón que asista al escritor ‘lusohispano’ me resultan más ‘humorísticos’ y más corrosivos los “silogismos amargos” de su maestro Cioran, de quien había recogido su frase y encontré algunos que navegan entre el humor , la lucidez y la mala leche que adornan al francorumano.
Atrofia del verbo
- Sólo nos interesa lo que un escritor se ha callado, lo que hubiera podido decir, sus profundidades mudas. Si deja una obra, si se explica, se asegura nuestro olvido.
- Magia del artista irrealizado..., de un vencido que desaprovecha sus decepciones, que no sabe hacerlas fructificar.
- ¡Tantas páginas, tantos libros que fueron fuentes de emoción para nosotros, y que releemos para estudiar la calidad de los adverbios o la propiedad de los adjetivos!
- Existe en la estupidez una gravedad que, mejor orientada, podría multiplicar la suma de obras maestras.
- Sin nuestras dudas sobre nosotros mismos, nuestro escepticismo sería letra muerta, inquietud convencional, doctrina filosófica.
- ¡Cuánto me atraen los autores de segunda fila (Joubert, sobre todo) que, por delicadeza, vivieron a la sombra del genio de los demás y que renunciaron al suyo por temor a poseerlo!
- Si Molière se hubiera replegado sobre sus abismos, Pascal, —con el suyo— habría parecido periodista.
- Desconfiad de quienes vuelven la espalda al amor, a la ambición, a la sociedad. Se vengarán de haber renunciado a ello.
- La historia de las ideas es la historia del rencor de los solitarios.
- Plutarco, hoy, escribiría las Vidas paralelas de los fracasados
- Algunos seres deberían haber vivido en ciudades alemanas de la época romántica. ¡Imaginamos tan bien a un Gérard von Nerval en Tubinga o en Heidelberg!
- La capacidad de aguante de los alemanes no tiene límites; y ello hasta en la locura: Nietzsche soportó la suya once años, Hölderlin cuarenta.
- Lutero, encarnación del hombre moderno, asumió toda clase de desequilibrios: un Pascal y un Hitler cohabitaban en él.
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Referencias:
José Saramago: "Las peqeñas memorias". Alfaguara
E. Cioran: “Syllogismes de l’amertume” Gallimard. Pág. 4 y 5
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