Las cosas de Douce
BY DOUCE
Les había prometido que iba a contarles mi historia de esta mañana, y yo lo que prometo lo cumplo. Menuda soy yo de formal y eso. Es muy sencilla, pero es que yo con muy pocas cosas estoy contenta, no soy como ésos que en estos días se vuelven locos y compran y compran y cada año hacen que la cuesta de enero se adelante más y les resulte más pindia. Si esa palabra el editor de textos les indica que no existe en su reducido diccionario, le dicen que es un término muy usado por estas tierras para indicar un pendiente muy inclinada y dura de subir.
Lo mío es al mismo tiempo una necesidad y un capricho. Desde que nuestros antepasados decidieron convivir con los humanos , no hemos hecho más que adaptarnos a sus costumbres y sacrificar un sinfín de nuestras primigenias ‘libertades’.Nos hemos hecho domésticos y ustedes ha ido perdiendo paulatinamente sus costumbres más salvajes, con lo cual nos hemos visto obligados a vivir ‘enjaulados’, sin ámbitos por dónde correr y olfatear , hemos perdido en gran parte nuestros hábitos cazadores, nos ha costado muy caro perder nuestra libertad. Pero no estoy aquí para quejarme y pedir cuentas a nadie. Yo sé aceptar mi realidad sin estar todo el día protestando y saliendo a la calle a reclamar mis ‘derechos’.
A lo que iba, mi ‘domesticación’ ha hecho que a mí me tengan que poner un collar o un arnés para salir a la calle ‘bajo sanción municipal de 100 Euros”, más otras servidumbres que no es momento de citar aquí. Junto al arnés necesito una correa, porque me obligan, aunque yo no muerdo a nadie , y no suelo entrar en esos sitios donde pone “perros no”. Cualquier día acotaré mi territorio y pondré una cartel con letras bien grandes, que diga:“sólo para los humanos que a mi me apetezca”.
Pues eso, que me lío y no acabo de contarles la historia. Esta mañana he ido con mi papá a comprarme una correa nueva, porque no sabe dónde ha puesto la que me compró hace seis meses. Hemos ido a mi peluquería-boutique “ Bonnie & Clyde” y una señorita muy amable nos ha enseñado varias, pero nos ha aconsejado una muy guay y muy práctica. Muy lista ella, ha deducido que yo viajo en coche, entonces nos ha sugerido una correa azul dotada de una especie de cuña o enganche que puede acoplarse al cinturón de seguridad para que la poli no nos eche multas por ir suelta. Me parece bien para los viajes, pero para ir a la playa o al bosque ya sé sentarme y estarme quieta, mirando seriamente el paisaje por la ventana.
Estoy contenta con tener correa nueva , aunque por el bosque y la playa , siempre que no voy por la calle , prefiero ir a mi aire. Por supuesto es una correa de marca, aunque el tacaño de mi papá sólo ha soltado 8 euros, pero a lo largo de toda ella y en el gancho pone bien claro CHARLIE y es un nombre, que según mi amigo Naguy, farda mucho, es una especie de Nyke pero en perros. Ya la hemos estrenado, aunque sigo pensando que quien necesitaría ir atado es él y no yo.
Y por haber leído con interés mi historia les regalo este vídeo
Charlie Chaplin's dog
Les había prometido que iba a contarles mi historia de esta mañana, y yo lo que prometo lo cumplo. Menuda soy yo de formal y eso. Es muy sencilla, pero es que yo con muy pocas cosas estoy contenta, no soy como ésos que en estos días se vuelven locos y compran y compran y cada año hacen que la cuesta de enero se adelante más y les resulte más pindia. Si esa palabra el editor de textos les indica que no existe en su reducido diccionario, le dicen que es un término muy usado por estas tierras para indicar un pendiente muy inclinada y dura de subir.
Lo mío es al mismo tiempo una necesidad y un capricho. Desde que nuestros antepasados decidieron convivir con los humanos , no hemos hecho más que adaptarnos a sus costumbres y sacrificar un sinfín de nuestras primigenias ‘libertades’.Nos hemos hecho domésticos y ustedes ha ido perdiendo paulatinamente sus costumbres más salvajes, con lo cual nos hemos visto obligados a vivir ‘enjaulados’, sin ámbitos por dónde correr y olfatear , hemos perdido en gran parte nuestros hábitos cazadores, nos ha costado muy caro perder nuestra libertad. Pero no estoy aquí para quejarme y pedir cuentas a nadie. Yo sé aceptar mi realidad sin estar todo el día protestando y saliendo a la calle a reclamar mis ‘derechos’.
A lo que iba, mi ‘domesticación’ ha hecho que a mí me tengan que poner un collar o un arnés para salir a la calle ‘bajo sanción municipal de 100 Euros”, más otras servidumbres que no es momento de citar aquí. Junto al arnés necesito una correa, porque me obligan, aunque yo no muerdo a nadie , y no suelo entrar en esos sitios donde pone “perros no”. Cualquier día acotaré mi territorio y pondré una cartel con letras bien grandes, que diga:“sólo para los humanos que a mi me apetezca”.
Pues eso, que me lío y no acabo de contarles la historia. Esta mañana he ido con mi papá a comprarme una correa nueva, porque no sabe dónde ha puesto la que me compró hace seis meses. Hemos ido a mi peluquería-boutique “ Bonnie & Clyde” y una señorita muy amable nos ha enseñado varias, pero nos ha aconsejado una muy guay y muy práctica. Muy lista ella, ha deducido que yo viajo en coche, entonces nos ha sugerido una correa azul dotada de una especie de cuña o enganche que puede acoplarse al cinturón de seguridad para que la poli no nos eche multas por ir suelta. Me parece bien para los viajes, pero para ir a la playa o al bosque ya sé sentarme y estarme quieta, mirando seriamente el paisaje por la ventana.
Estoy contenta con tener correa nueva , aunque por el bosque y la playa , siempre que no voy por la calle , prefiero ir a mi aire. Por supuesto es una correa de marca, aunque el tacaño de mi papá sólo ha soltado 8 euros, pero a lo largo de toda ella y en el gancho pone bien claro CHARLIE y es un nombre, que según mi amigo Naguy, farda mucho, es una especie de Nyke pero en perros. Ya la hemos estrenado, aunque sigo pensando que quien necesitaría ir atado es él y no yo.
Y por haber leído con interés mi historia les regalo este vídeo
Charlie Chaplin's dog
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