Por favor, hablad.
"¿Cómo superar el dolor que nos causan
problemas ? ¿Cómo recuperar nuestro equilibrio mental y las facultades que
tenemos para enfrentarnos a las adversidades, sin perder nuestro entusiasmo ni
distorsionar nuestra percepción del mundo y de la vida?
Todos los seres humanos utilizamos
mecanismos de defensa con el fin de excluir de la conciencia y enterrar en el
olvido experiencias dolorosas. Al ocultar cómo nos sentimos, nos distanciamos
física y emocionalmente de los demás, precisamente cuando más necesitamos de
contacto, apoyo, aliento y consuelo. Lo que es peor, la persistencia de estos
síntomas -que en un principio son normales- durante más de cuatro o cinco
semanas, y la incapacidad de integrar poco a poco la experiencia estremecedora
con el resto de nuestra autobiografía, es una señal de peligro, de que la
herida emocional se agrave o se haga crónica.
Hablar con los demás y escuchar hablar a
otros es una actividad humana fundamental. Gracias a la palabra, ningún ser
humano es una isla. Sus vínculos con las imágenes y las emociones nos permiten
no sólo liberarnos de escenas y temores que nos turban, sino también compartir
nuestro estado de ánimo, aclarar situaciones confusas y recibir e infundir
seguridad, compasión, confianza y consuelo. Las personas que hablan, escuchan y
se sienten parte de un grupo solidario superan los infortunios mucho mejor que
quienes se encuentran aislados.

Por otra parte, la comunicación con otros
afectados estimula, además, el sentimiento de universalidad - "esto no me
pasa sólo a mí"- y abre también perspectivas comparativas ventajosas, como
las de "podía haber sido mucho peor" o "por lo menos estoy
vivo". Estas valoraciones relativas nos ayudan a aliviar la angustia que
generan las desgracias colectivas.
Al describir las imágenes y los
sentimientos que nos abruman, reducimos su intensidad emocional y minimizamos
la posibilidad de que se enquisten y provoquen la disociación de nuestra
personalidad, el debilitamiento de nuestro sistema inmunológico o, incluso, una
larga dolencia mental. Cuantas más veces narramos los sucesos y las emociones
que nos perturban, más fuerza pierden y menos posibilidades tienen de
perjudicarnos a largo plazo.
Hablar en alto o conversar también nos
ayuda a entender e interpretar las cosas que nos afectan. Los seres humanos no
toleramos la falta de explicaciones. Por eso, ante las atrocidades todos
buscamos ansiosamente explicaciones que den sentido a los hechos, que llenen
ese amargo vacío de incomprensión que crea en nosotros el sufrimiento de
criaturas inocentes y el ensañamiento de sus verdugos. Con el tiempo y la
repetición, las personas reciclamos las experiencias devastadoras hasta
convertirlas en una historia comprensible para uno mismo y para los demás. Un
relato que suele tener una perspectiva menos personal, más amplia."
Luis Rojas Marcos es profesor de Psiquiatría de la Universidad de Nueva York.
Comentarios
Muchos besos JULIO y familia de la isla.
El servidor habló mucho durante cincuenta años y no le fue mal. Ahora no habla tanto y no es bueno.
Escribir también es válido y necesario, debemos expresarnos aunque no salgan a la plaza.
Menos mal que Berta y Nau se hablan y es muy sano.
Ahí os enviamos nuestras palabras de muchas gracias, María.
Buen día, Nau.
Lo que ocurre es que en el texto de Luis Rojas seleccioné lo que me interesaba. En esa página hablaba del 17 de septiembre en New York.
Abriendo hoy el ordenador vi un lazo de luto. Tardé un poco, o algo más que poco... entender lo de la cinta negra. Luego me acordé lo ocurrido aquel 11 de marzo de 2004 con 10 explosiones casi simultáneas en cuatro trenes en hora punta de la mañana (entre las 07:36 y las 07:40). Tristemente he mirado 10 portadas de periódicos y en ninguno he visto aquella lista de 190 muertos.
Espero que dejemos los relojes de Apple para ver las horas y los días.
Gracias Campu
Hasta lo importante deja de tener importancia.
¡Triste!
No sé si en las hojas de interior o en otros medios se ocuparon más de la fecha y sus recuerdos.Lo espero y lo deseo que nos lo recuerden.
Boas noites.