Firmas favoritas





Soy asiduo lector del “Semanal” (actualmente XLSEMANAL), suplemento que dirige Mar Cohnen, edita Taller de Ediciones, y que se vende con varios periódicos de provincias.

Me interesan sobre todo las tres firmas de la revista: Arturo Pérez Reverte, Juan Manuel de Prada y Carlos Herrera. Me gustan los tres por razones distintas y por algo que los une, no seguir los dictados del pensamiento único , infelizmente reinante. Literariamente me gustan los artículos de A.P.R. y J.M.P , más que los de mi admirado Carlos Herrera. Envidio a Pérez Reverte por diversos motivos, no sólo porque haya hecho de su vida una novela, como a mí me habría gustado ( a quién no). Me gusta su lenguaje descarnado, directo , irreverente y la propiedad con que lo maneja. En realidad admiro a la gente que sabe que expresar con claridad lo que siente , sin eufemismos, aquellos que son fieles a sus ideas , soplen los vientos que soplen. Me gustan los que siguen llamando pan al pan, al vino, vino y a los gilipollas, gilipollas.

Juan Manuel de Prada modula mejor sus pensamientos, y su lenguaje se acompasa a la expresión de sus sentimientos. Pero también camina por su propia ruta, sin dejarse llevar por los vientos que soplan. Y eso, en tiempos del pensamiento unánimemente único, es de agradecer. Que las voces suenen con su propio timbre. En su artículo de esta semana habla de la terapia Dogma, movimiento cinematográfico de vanguardia que pretende despojar el cine de todo artificio técnico. Pero más allá de la pretensión de esta “Nouvelle vague” rediviva, me ha interesado hasta qué punto esta terapia cinematográfica puede llevar en “El desenlace” del vigués Juan Pinzas, al histriónico Javier Guruchaga a enfrentarse , como delante de un espejo, ante los añicos de su propia identidad, o hacer que la “fortaleza” de Pepe Sancho, se tambalee ante los embites de un dolor mal digerido. Ya en los años 70 y 80, y supongo que se sigue utilizando, el teatro sirvió a grupos de terapia, la misma Lola Herrera se encontró a sí misma representando “ Cinco horas con Mario”.

Carlos Herrera, normalmente, va por otros caminos, sacando de los fogones, de los bares o de los barrios andaluces a sus personajes favoritos. Sigo admirándole como hombre de radio, o simplemente como hombre , aunque , para mí, su estilo literario esté algunos peldaños más abajo que los dos anteriores. Pero tampoco es necesario ser un escritor excelso, si lo que se expresa se hace con naturalidad y cuidado. El artículo de esta semana , “Arpones contra el pensamiento simple”, no le ha costado mucho. Se limita a glosar el libro “El Topicario” de Jesús Cotta, profesor de ética y filosofía, donde desmenuza todo lo que se oculta tras le lenguaje de los tópicos, el pensamiento simple.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
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