El ruido de la calle
UVI MOVIL
El Náufrago suele leer los periódicos de una
forma extraña. Tras echar una ojeada la portada, que en los tiempos que corren
suele ser la misma ducha de ‘optimismo’, da vuelta al periódico y empieza por
la página de cierre. Allí suele aparecer una noticia curiosa y una columna que
nos cuenta el “Ruido de la Calle”. Normalmente el ‘pregonero’, Raúl del Pozo,
matiza y adorna con citas y metáforas,
diferentes ‘ruidos’ de la Villa y Corte. El Náufrago los sigue con más
o menos atención, según la forma y contenido pero siempre en una muy correcta
prosa que siempre es de agradecer.
Estos últimos días, pensó que algo raro pasaba en “El ruido de la
calle” porque no aparecía su firma y la página
‘de cierre’ era ocupada entera por el ‘Zoo del Siglo XXI”. Esta mañana,
al ‘ojear’ el periódico, y verle reaparecer con un título sospechoso: “UVI
móvil”, sospechó que se trataba de un ‘ruido’ que le afectaba personalmente. No
había citas clásicas, pero sí hacía referencias a lecturas amigas y no faltaban
las metáforas.
Unas metáforas que eran una elegancia para
los lectores y una realidad vivida mientras el ‘UVI-móvil’ recorría la Villa
sin gorjeos de ‘petirrojos, lechuzas, abubillas y gavilanes’. No se oían los
gorjeos sino ‘frenadas y la herida sirena que hiela el corazón’. De su corazón
se trataba. El Náufrago, releyó varias veces el viaje de Clínicas a ‘Milagros’, donde ángeles, monjitas, celadores, enfermeras, reyes
de los catéteres que daba por terminada la visita: «Esto ya está, puedes irte. Yo ahora mismo voy a tomar un verdejo con
mi amigo Ladys.
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