Cuando luce el sol

Por entre las rendijas de las persianas se cuela la luz que ilumina ese rectángulo. Podría ser una habitación, una sala cualquiera. Una sala donde una docena de personas espera. Caras con distintas expresiones. Normales, abatidas, indiferentes, interesadas, perplejas, ausentes, ensimismadas... Esperan, acompañan, escuchan, dialogan, conversan por teléfono... A miles de kilómetros de distancia. Preocupaciones de impotencia.

De pronto entra un rayo, dos rayos de sol, radiantes. Iluminan toda la sala. O tratan de iluminarla. Quizá no todos se han dado cuenta que se ha iluminado la sala. Despreocupados, ausentes, ensimismados. Pero la Luz sigue sonriendo, interminablemente, confiada, purísima, plena de felicidad que sale a borbotones, radiante.

Es la Luz de unos pequeños inmensos ojos, iluminados, que sonríen inacabablemente a su madre.

- ¿Qué hace una Luz como tú, en un sitio como éste?
- Iluminar la mañana

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Me gusta doblemente este breve escrito. Primero porque es hermoso y segundo porque supone una vuelta a una actividad que te gusta, te relaja y haces estupendamente.

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