Al día siguiente

DOUCE SE EXCUSA:

Tengo que pedir disculpas a las que ayer asusté sin querer, cuando empecé explicando cómo me encontraba después de que el ‘vete’ me hubiera dormido para arreglarme la boca. Mis encías estaban muy hinchadas, alguna muela se me movía para todas partes y algunas más empezaban a estarlo. Por eso me puso la banderilla en los cuartos traseros, de manera alevosa, en un momento en que yo estaba distraída. Podría habérmela puesto en el cuello, nunca he dicho ‘ayyy! cuando otras veces me las han puesto. Me vuelvo suspicaz cuando no sé lo que me van a hacer pero no cuando me lo hacen.

Bueno, que me enredo. Lo que quería indicar es que entre las banderillas y las ‘humanerías’ en mi boca, me había dejado hecha un trapito. Salí del ‘quirófano’ atontada, no reconocía a los míos, mis patas no me sostenían y caminaba para que no se asustara mi familia. Oí lo que el vete les dijo: “Estará así durante un tiempo, dejadla descansar, dadle de comer algo suave, arroces y cosas blandas…”

La vida de color de rosa

Cuando llegamos a casa, Teresa me preparó un rincón en el sofá con una manta y me cubrió durante un rato con otra para que no sintiera frío, recomendación del ‘vete’. Así lo hizo. De vez en cuando venía a ver cómo estaba y yo la miraba de reojo. Estaba así, adormilada, cuando de pronto oí que el Náufrago iba a salir a la calle y mi resorte se puso en marcha como de costumbre. Salté del sofá, me dirigí a la puerta, pero tuve que desistir no tenía fuerzas para caminar seguido. Me resigné y volví a mi trono.

Poco a poco me fui animando. Ya no necesitaba mi ‘cama’, me sentaba en el suelo y paseaba un poco. Sólo, al final de la tarde, empecé a comer cosas suaves, pero tenía apetito. Hoy por la mañana ya era yo de nuevo. Bajamos al jardín, paseé, hice lo de otras mañanas, mientras él sacaba fotos a un rosal. Ya me he olvidado de lo de ayer, no he hecho melindres, he tomado los antibióticos, pero no me he quejado. Los perros no solemos dar mucha lata. Me los imagino a ellos después de que el dentista les haya sacado unas muelas y le ha estado haciendo ‘humanerías’ casi durante una hora. "¡Ay qué hombres! ¡Quejicas!"

Volver a empezar...