États d'âme

ACLARACIÓN

Veamos, antes de que nadie pierda los ojos tratando de descifrar lo que este papá mío ha querido poner bonito, ahí abajo, voy a explicarles el por qué de esta introducción.

Vayamos por partes, porque aquí la única ecuánime – que ya saben lo que significa – la única que apenas altera su calma, soy yo, y me llamo Douce. Por si acaso alguno lo ignoraba.

Yo soy esa mirada que ahí, más abajo, pregunta a este papá mío que está como una chota : “¿Pero qué te pasa?”. Él sale por peteneras, como es costumbre suya, y le aguanto. Con una santa paciencia que ya querría para sí ese Job del que algunos hablan.

Así, para que no tengan que perder la vista en eso que figura más abajo, y que a veces se ‘abre’ y otras, no hay quien lo abra, me he tomado la molestia de transcribirlo aquí para que se pueda leer, sin tener que perder la vista.

Y perdónenle, porque a veces no sabe lo que escribe.

Servidora, DOUCE


VARIACIONES

Hay días que amanecen con la canción
de la mañana. Luego se pueblan
de silencio. Qué digo silencio, si
es un llorar del alma, un hastío
un sin porqué que de nuevo te ilumina.

Y ya no sabes si eres sol, si eres azul,
si eres agua .O nada. Un ser insulso
al que apenas la vida sabe a nada.
Tiene el color gris del hastío,
la desgana.

Y de nuevo el sol de una sonrisa,
una voz que risueña rasga la tarde.
Sientes de nuevo el vivir, el sosiego
que te calma, la mirada que pregunta
sin hablar: “¿Pero qué te pasa?”

Y no hay respuesta a esa pregunta,
como no la tiene la canción,
ni el silencio, ni el sol, ni la sonrisa,
ni el llorar del agua.





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