Mensaje del Náufrago

Me acaba de escribir mi papá y me ha mandado estas imágenes. Recordando sus excursiones de chaval a San Julián como él lo llamaba, hoy Parque Natural del Monte Aloia, ha querido recordar tiempos pretéritos, algo imperfectos, y subir hasta la cima. Por lo que me cuenta, había amanecido una mañana preciosa. El sol se colaba por entre los pinos, los eucaliptos y los robles que aún lloraban las lágrimas de la noche. Apenas un ruido, sólo el rumor de una cascada de agua que se despeñaba por entre las rocas , el leve tintinear de los cencerros de unas tranquilas vacas que le dieron los ‘buenos días’ con la boca llena que andaban por allí pastando...

Como es un poco exageraooo, me dice que se sentía como un hombre al que Dios le hubiera devuelto al paraíso perdido. Lo tomaremos como una metáfora. Me cuenta que recorrió las Las Rías Baixas, subió al Monte de Santa Tecla, pasó por Baiona, se perdió en la Plaza de la Leña de Pontevedra, hasta llegar a Santiago a descansar. Y desde allí me envía esta botella, para mí y todos los visitantes de la isla.

Boas noites
DOUCE

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