Xenofobia, paranoia o simplemente una incomprensible 'REALIDAD'
Desde que ayer lo vi en el telediario no he dejado de dar vueltas a la cabeza para ver si era capaz de cupieran en ella. Les aseguro que por más vueltas que le he dado sigo sin poder comprender qué motivos, pulsiones, complejos, odios secretos, rencores, pueden dar origen a estos comportamientos.
-Un vagón de los Ferrocarriles de la Genenalitat. Son exactamente las 22:40:41 en el reloj de la cámara que graba las imágenes. Una joven ecuatoriana sentada cerca de la puerta del vagón se entretiene con su móvil. Entra en cámara un joven con camiseta y pantalón vaquero. Habla y gesticula nervioso móvil en mano. Se sienta en un asiento cercano.Ve a la joven, y sin mediar palabra le da una bofetada, le toca su pecho, la increpa. Va hacia la puerta del vagón y sin dejar de hablar, se vuelve y lanza una patada a la cara de la joven, que no sabe cómo defenderse. Siguen los puñetazos, las bofetadas. Nadie en el vagón se da por enterado. Cerca, otro joven ve la escena y ni se inmuta. Asiste al 'espectáculo' con una lejanía que asusta.
El agresor se va. La chica se levanta buscando la puerta más lejana para no encontrarse con el bárbaro. Llamarle bárbaro es casi un piropo visto lo sucedido.
El joven hoy hace declaraciones con una frialdad que pasma. Anda libre por la calle. La Justicia no puede hacer nada' -explica- porque nadie ha mostrado 'daños', ni ha presentado querella alguna o cómo se llame.
La ley del Silencio. Todos mudos. Muy escandalizados, pero callados. Todos somos ese joven que lo ve y CALLA.¡Qué asco!
Oigan a la menor que ahora no se atreve a salir sola a la calle: " Yo quiero irme de aquí".
- LOS HECHOS.
-Un vagón de los Ferrocarriles de la Genenalitat. Son exactamente las 22:40:41 en el reloj de la cámara que graba las imágenes. Una joven ecuatoriana sentada cerca de la puerta del vagón se entretiene con su móvil. Entra en cámara un joven con camiseta y pantalón vaquero. Habla y gesticula nervioso móvil en mano. Se sienta en un asiento cercano.Ve a la joven, y sin mediar palabra le da una bofetada, le toca su pecho, la increpa. Va hacia la puerta del vagón y sin dejar de hablar, se vuelve y lanza una patada a la cara de la joven, que no sabe cómo defenderse. Siguen los puñetazos, las bofetadas. Nadie en el vagón se da por enterado. Cerca, otro joven ve la escena y ni se inmuta. Asiste al 'espectáculo' con una lejanía que asusta.
El agresor se va. La chica se levanta buscando la puerta más lejana para no encontrarse con el bárbaro. Llamarle bárbaro es casi un piropo visto lo sucedido.
El joven hoy hace declaraciones con una frialdad que pasma. Anda libre por la calle. La Justicia no puede hacer nada' -explica- porque nadie ha mostrado 'daños', ni ha presentado querella alguna o cómo se llame.
La ley del Silencio. Todos mudos. Muy escandalizados, pero callados. Todos somos ese joven que lo ve y CALLA.¡Qué asco!
Oigan a la menor que ahora no se atreve a salir sola a la calle: " Yo quiero irme de aquí".
Comentarios
De una venezolana que vive en Francia.