El entierro del Cu-Cut
CARTA DEL DIRECTOR
Pedro J. Ramírez
El día que muera alguno de mis antagonistas, incluso si se trata de alguien empecinado durante décadas en intentar hacerme daño, quisiera tener la grandeza, no exenta de mala uva, de don Claudio Sánchez-Albornoz al despedir a su detestado Américo Castro: "Levanto la celada, envaino la espada y con la lanza inclinada hacia la tierra me uno a quienes te acompañan al sepulcro. Acaso un día inicie otro combate. Un combate en honra de tu nombre. Para destacar tu auténtico aporte a la ciencia hispana, defendiéndote de ti mismo y de tus entusiastas seguidores".
No adelantemos acontecimientos pero sumémonos al duelo de jubilososconsellers que acompaña el féretro del difunto que llegó al poder con tantas ínfulas y lo abandona con un saldo tan estéril, musitando los tres últimos versos del mejor soneto de Pepe Hierro:
"¡Qué Mas da que la nada fuera nada
si Mas nada será, después de todo,
después de tanto todo para nada".
Y mantengamos la espada en la vaina, la lanza abatida y la celada enhiesta a la espera del siguiente embalsamamiento.
“La soberbia de Artur Mas es demasiado grande como para reconocer que está tan muerto como el Cu-Cut o exclamar otra cosa que no sean autoditirambos”
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La imagen reflejaba el momento en que la comitiva pasaba por delante de la redacción de L'Esquella, desde la que sus integrantes contemplaban el espectáculo con una mezcla de jovialidad y desdén. La ilustración, firmada para más inri por Picarol, dibujante histórico del Cu-Cut fichado por su competidor, iba precedida de un cruel epitafio: "Aqui descansa el Cu-Cut!/ un setmanari insensat/ que, quan se va veure mort,/ va exclamà: ai, que m'han matat!".
La soberbia de Artur Mas es demasiado grande como para reconocer que está tan muerto como el Cu-Cut o exclamar otra cosa que no sean autoditirambos. Al igual que sucedió entonces, mientras la inquisidora del pelo cortado al hacha y demás figuras de la CUP se han limitado a sentarse a la puerta de su casa a esperar que pasara el cadáver de su enemigo, han sido los compañeros de Junts pel Sí -"els nostres amics"- quienes han conducido a su paladín a la guillotina. Ahora le rinden compungido tributo pero todos sabemos que fue la negativa de Junqueras a entrar en el gobierno en funciones -y por ende a reeditar la coalición- y el pánico de sus propios secuaces de Convergencia a ir al desolladero electoral, lo que obligó a Mas a entregar la cabeza en el patíbulo."
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En la CARTA 'cariñosa' del periodista
Pedro J. Ramirez a Artur Mas
Pedro J. Ramirez a Artur Mas
la encontrarán entera
Su Edición
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