Educar para la ciudadanía... y eso ¿Quién y cómo se hace?

REFLEXIONES PERSONALES DE UN ESCÉPTICO Y MAL PENSADO


Algunas reflexiones muy ‘personales’ sobre la llamada
“Educación para la ciudadanía” y la “Educación ético-cívica” que son los títulos de la nueva asignatura que empezará a entrar en vigor el próximo año, si no estoy mal informado.



  • Me he dedicado al mundo de la ‘enseñanza’ más de 40 años, y sufrí sus consecuencias durante más de 20 en épocas muy distintas de las actuales. Sé algo, bastante, mucho, lo que es el ‘adoctrinamiento’.

  • Todos los que ostentan el poder de una clase u otra, por muy democráticos o religiosos que se proclamen buscan, de formas y por vías diferentes, pero con idénticos fines, captar adeptos, hacer súbditos o fieles.

  • Es completamente lógico, desde su punto de vista, que los que durante mucho tiempo utilizaron la Escuela para impartir sus doctrinas salvadoras, protesten ahora y prediquen la ‘insumisión’ ante los nuevos adoctrinamientos laicos. Saben muy bien lo que está en juego. Someter a los ciudadanos a sus dictados, de modo que sean religiosa o políticamente correctos.

  • Los llamados ‘educadores’ han sufrido toda una serie de denominaciones distintas, según los vientos que soplaran. Fueron primero maestros, más tarde profesores y posteriormente enseñantes.

  • Ser educador es una tarea muy difícil, bastante complicada, que requeriría personas que no sólo posean los saberes que tratan de ‘enseñar’, sino al mismo tiempo 'personas' en toda la extensión y hondura del significado. Por mi experiencia, y me incluyo, hay muchos ‘enseñantes’, pero escasos ‘educadores’.

  • Con esto no estoy menospreciando una profesión que he ejercido durante una parte muy amplia de mi vida. Estoy simplemente tratando de describir la realidad que he percibido. Para saber y poder educar se necesita una entidad personal que muy pocos alcanzan. Y no sólo me refiero a la profesión de ‘enseñantes’, sino a la de padres, a la de políticos y a la de clérigos.

  • A los profesores, me refiero fundamentalmente a los de secundaria y de universidad, se les ha enseñado un amplio o al menos suficiente conjunto de saberes sobre la materia en que se especializan. Nada, o muy poco, se les ha enseñado cómo transmitir esos saberes y muchísimo menos, cómo esos conocimientos pueden integrarse en la ardua y difícil labor de la realización personal.

  • Durante mis largos años de docencia, no sé si he ‘enseñado’ algo provechoso para la vida laboral de mis alumnos. No sé si algún día, a alguno, a unos pocos o a muchos, les servirá en su actividad ciudadana. Nunca he tratado de impartir ‘doctrina’, ni lecciones morales, salvo en casos concretos, en situaciones determinadas sucedidas en el aula o en el centro, para que ellos trataran de sacar sus conclusiones.

  • Estoy convencido de que mi labor ‘educadora’ , si es que ha existido - eso quizá nunca lo sepa- no se ha hecho, fundamentalmente, a través de lo que yo haya enseñado, sino por lo que haya ‘sido’ para mis alumnos. Sólo en esa ‘educación’ creo.

  • Obligar a los profesores ¿qué profesores? a ‘enseñar’ a niños de 10 y 11 años a “conocer y aceptar su identidad”, “ desarrollar la afectividad en todos los ámbitos de la personalidad”, me parece cuando menos una utopía, un noble desideratum, pero dudo que esos hermosísimos deseos estén al alcance de los profesores y que la escuela, tal como funciona, sea el lugar de tan altos fines. A menos que se quiera acomplejar más a los docentes o enseñantes, que bastantes frustraciones tienen.

  • Siempre habrá gentes en las ‘alturas’ políticas, pedagógicas, profesionales, que no conocen la realidad y nunca han ejercido en un aula de adolescentes, con la vocación ‘mesiánica’, diabólica o simplemente interesada, de ‘imponer’ unos modos de adoctrinar, so capa de ampulosos objetivos y hermosísimas, si no, manipuladoras palabras.

  • Los valores ciudadanos los aprenden nuestros hijos en la actitud de los padres, en el trato que tienen para con ellos sus profesores, en el patio, en los pasillos, en la calle. A través de los mensajes que les transmite la televisión, en los personajes que allí se exaltan o denigran, en la actuación de los políticos que dicen trabajar para el pueblo y sólo piensan en sus escaños, en las ideas políticamente correctas que oyen en la radio, leen en los periódicos – si los leen - de boca de los amigos que frecuentan. Ésa es la auténtica escuela de los ‘valores’ que rige de verdad sus vidas. No creo en ‘asignaturas ciudadanas’, creo en la suprema lección de la actitud de las persona ante la vida.
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Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Julio este es el post sobre educación para la ciudadanía que más me ha gustado. Ya te he dicho que te expresas maravillosamente y ahora además me pareces muy equilibrado en tus pensamientos políticos, y no es nada fácil.

Yo hay profesores que querré toda mi vida y que me marcaron muchísimo... mi novio se quedó flipando cuándo le enseñé un cuaderno de lengua de 5º de EGB en el que una profesora corrigiéndome un trabajo temrinaba diciendo "sabes que te quiero mucho"... me dijo, a mi nunca me ha dicho un profesor que me quería, jajajaja y yo le dije... a mi me querían muchos... y es verdad, sobretodo de pequeña (aunque Lita antes de empezar la clase siempre me hacía levantar mi cuaderno para ver si tenía los deberes hechos, porque era un poco vagoneta)

Lita decía, venga si damos rápido la lección os cuento alguna historia, y lo mismo hablaba sobre lo importante que era que los matrimonios se apoyaran o que ella compraba distintos periódicos para que sus hijos no supieran sobre sus ideologías o no animaba a escribirle cartas al alcalde o a quien quisiéramos para dar nuestra opinión.

Fue uno de los mejores cursos de mi vida y cuándo mi madre fue a hablar con ella le dijo que me había impresionado muchísimo.

Hace miles de años que no veo a Lita y aunque sabe que la quería no creo que sepa lo que me ha marcado (y hay muchos más)Seguro que tú también tienes alumnos así, aunque no te lo hayan dicho.

Besos
Anónimo ha dicho que…
Quería decir nos animaba a escribir cartas, que parece que dice que no, se me ha escapao una ese

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