Siguiendo la "Conversación"
Esta mañana , que no era precisamente la hora del alba, cuando cierto personaje salió de la cama, no se sabe por qué extraño filtro o sortilegio, o simplemente porque era un primaveral domingo, siguió rondando en su mente la "Conversación" seguida ayer por la noche.
En los interiores internos donde se almacenan los recuerdos, algunos pensamientos, un montón de sentimientos y emociones , resonaba una frase oída ha poco a un amigo y compañero de bitácora que evocaba su pasión por el teatro. Si no recuerdo mal, y en ese caso recurriría a transcribirles la frase , decía algo así como "que no hay mejor cocaína para él que subirse a un escenario". Esta frase , o similar, es de Enrique Gallud Jardiel, por si alguno de ustedes no lo supiera.
Desde que se la oí, la frasecita ha rondado por mi cabeza porque creo que refleja muy bien lo que puede ser para el actor que vive su profesión el actuar/vivir a cuerpo descubierto ante gente. Pensaba en la extraña comunicación/conversación que se mantenía ayer no sólo entre los dos personajes que hablaban sobre aquella tarima, sino en el diálogo que se establecía entre actores y público.
La mera ubicación de unos y otros hacía que esta comunicación invisible fuera palpable. Los actores "oían" perfectamente las sonrisas que sus ironías despertaban, "sentían" cómo el público seguía sus discursos, estaba pendiente de sus gestos, esperaba sus reacciones : una mirada, un mohín , un exabrupto, un gesto, un guiño cómplice. Para el actor que vive, no actúa, debe de ser una estupenda terapia, poder ser por un buen rato un Pereda amante de su tierra, un irónico conversador, un ser sorpendido por los "cotilleos" de la Corte que su amigo canario le confía.
Los actores pueden "sentir" al público que está pendiente de sus silencios, pueden "oír" ese silencio que se hace en la sala, sin una tos, sin un movimiento de impaciencia o aburrimiento. El público ¿o ya no es público y forma parte de esta conversación respondiendo en silencio?
La magia del teatro.
En los interiores internos donde se almacenan los recuerdos, algunos pensamientos, un montón de sentimientos y emociones , resonaba una frase oída ha poco a un amigo y compañero de bitácora que evocaba su pasión por el teatro. Si no recuerdo mal, y en ese caso recurriría a transcribirles la frase , decía algo así como "que no hay mejor cocaína para él que subirse a un escenario". Esta frase , o similar, es de Enrique Gallud Jardiel, por si alguno de ustedes no lo supiera.
Desde que se la oí, la frasecita ha rondado por mi cabeza porque creo que refleja muy bien lo que puede ser para el actor que vive su profesión el actuar/vivir a cuerpo descubierto ante gente. Pensaba en la extraña comunicación/conversación que se mantenía ayer no sólo entre los dos personajes que hablaban sobre aquella tarima, sino en el diálogo que se establecía entre actores y público.
La mera ubicación de unos y otros hacía que esta comunicación invisible fuera palpable. Los actores "oían" perfectamente las sonrisas que sus ironías despertaban, "sentían" cómo el público seguía sus discursos, estaba pendiente de sus gestos, esperaba sus reacciones : una mirada, un mohín , un exabrupto, un gesto, un guiño cómplice. Para el actor que vive, no actúa, debe de ser una estupenda terapia, poder ser por un buen rato un Pereda amante de su tierra, un irónico conversador, un ser sorpendido por los "cotilleos" de la Corte que su amigo canario le confía.
Los actores pueden "sentir" al público que está pendiente de sus silencios, pueden "oír" ese silencio que se hace en la sala, sin una tos, sin un movimiento de impaciencia o aburrimiento. El público ¿o ya no es público y forma parte de esta conversación respondiendo en silencio?
La magia del teatro.
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