Douce polemiza con Miss Horowitz

INDIGNADA

Alexandra Horowitz, profesora de Psicología Cognitiva de la Universidad de Columbia ha investigado a estos «oportunistas manipuladores», como ella llama a los perros y ha publicado sus conclusiones sobre su percepción canina en un libro que publica ahora en este país.

Douce ha leído algo sobre los ‘hallazgos’ que la psicóloga ha encontrado en sus investigaciones torticeras y está dispuesta a rebatirle en el aula o paraninfo que escoja, pero no tolera que le llamen a ella y sus congéneres: “OPORTUNISTAS Y MANIPULADORES”. “La oportunista será ella que quiere sacar pasta a cuenta nuestra". La polémica continuará...

Alexandra Horowitz: "Los perros son oportunistas sociales. Para ellos, los humanos somos una herramienta multiusos que les resuelve muchos problemas: les damos cobijo, alimento y compañía. Y saben cómo manipularnos para conseguir lo que quieren."

Douce Sage: Se cree el ladrón que todos son de su condición

A. H.-Los perros nos miran a los ojos. Nos inspeccionan en busca de información con descaro.

D. S.-Y dónde coño íbamos a mirar. Lo de descaro, eso se lo inventa usted. Miramos como nos da la gana

A. H.-La capacidad del perro de buscarnos la mirada fue uno de los primeros pasos en su domesticación: escogimos a quienes nos miraban.

D.S.-Pero vamos a ver, en realidad ¿Quién ha domesticado a quién, señora Doctora, o lo que sea?

A. H.-Para los perros, los humanos somos el olor que despedimos. Cualquier prenda es un hediondo tesoro.

D. S.-Y no sabe qué olor despiden algunos y algunas. Lo de ‘hediondo’ tesoro no me queda claro

A. H.-Por nuestros efluvios, el perro sabe si hemos comido un bocadillo, practicado el sexo o corrido un par de kilómetros.

D. S.-Pues sí señora, lo que pasa somos más prudentes que algunos/as y no lo vamos por ahí pregonando. No somos ‘Celestinas’

A. H.-«Las emociones huelen porque conllevan cambios fisiológicos y metabólicos, sudoración, alteraciones del ritmo cardiaco y glandulares.

D. S.-¿Síiii…? ¡No me diga! Ahora que estoy leyendo sus hallazgos, usted me huele… a queso, a arrugas en la frente, a maceta regada… a mí me huele a eso.

A. H.-Algunos científicos comparan la edad mental de un perro espabilado con la de un bebé de tres años

D. S.-Pues nosotros hemos comparado que la edad mental de algunas científicas es de mes y medio de un bebé.

A. H.-Además, las personas de poco fiar suelen mirar furtivamente. Los perros notan esa mirada»,

D. S.-Pues mire usted yo se lo he visto en su forma de escribir. Mire usted por donde