De Montesquieu a Benedicto

Esta mañana, cuando el Náufrago recibió la llamada de su amigo el japonés Mychico Machaka, y ver su extrañeza al oír cosas raras en un país que visitaba por primera vez, sin saber por qué le hizo pensar en “Les lettres persannes” donde dos persas Usbek y Rica, cuentan a sus paisanos de Ispahan, las cosas que les llaman la atención en Paris: “las casas son tan altas que se diría que están habitadas por astrólogos” y un sinfín de sorpresas. Algo más o menos parecido quiso hacer Cadalso, sesenta años después, con sus “ Cartas marruecas”, de una manera menos incisiva y demasiado pomposa.

Si pudo repasar el texto de “Les lettres persannes “ que Montesquieu debió editar en Ginebra, por si acaso, fue gracias a una famosa colección, muy conocida de los escolares franceses ‘la “Lagarde & Michard”, que el Náufrago utilizó durante sus años de facultad y aún guarda en su biblioteca. Eso le hizo pensar en la distinta manera de hacer amar la literatura, en sus años escolares, a ambos lados de lo Pirineos.

Mientras el Náufrago memorizaba nombres de autores y sus obras, de los que aparte de leer su breve biografía y apenas el enunciado de sus obras, a aquella otra colección que en varios tomos, donde aparecía, además de la notas biográficas, una disección de su pensamiento, su técnica, su personalidad, su estilo … Pero sobre todo una serie amplia selección de textos escogidos. Así, el capítulo dedicado a Montesquieu consta de más de 25 páginas. Dichos textos iban acompañados de las consiguientes notas o reflexiones y al final una serie de preguntas para hacer un comentario personal sobre el texto. Era una forma de invitar a leer el libro o al menos un conocimiento directo del autor, no la simple enumeración de nombres, títulos y fechas.

Al releer algunos pasajes se encontró uno que relacionó con los nuevos 7 pecados capitales o papales. Esto escribe Ricca desde París a su amigo Ibsen, residente en Esmirna, en 1712 hablando de la Monarquía y del Papa:

“Ce roi est un grand magicien: il exerce son empire sur l'esprit même de ses sujets; il les fait penser comme il veut” . S'il n'a qu'un million d'écus dans son trésor, et qu'il en ait besoin de deux, il n'a qu'à leur persuader qu'un écu en vaut deux, et ils le croient. Tampoco hemos evolucionado tanto si comparamos con nuestros nuevos ‘reyes’ sin corona.
Y en lo que se refiere al papa, añade:

“Ce que je te dis de ce prince ne doit pas t'étonner: il y a un autre magicien plus fort que lui, qui n'est pas moins maître de son esprit qu'il l'est lui-même de celui des autres. Ce magicien s'appelle le pape . Tantôt il lui fait croire que trois ne sont qu'un, que le pain qu'on mange n'est pas du pain, ou que le vin qu'on boit n'est pas du vin, et mille autres choses de cette espèce.

Et pour le tenir toujours en haleine et ne point lui laisser perdre l'habitude de croire, il lui donne de temps en temps, pour l'exercer, de certains articles de croyance.
O sea que lo que los ojos ‘nuevos’ de Ricca perciben es que uno de los ‘reyes’ es 'el mago que les come el coco y les saca las pelas', y el otro ‘mago’ es ‘más fuerte que el primero,' no sólo es dueño de su espíritu , sino que también lo es del de los demás. Ese mago se llama el papa. Que tan pronto hace creer que tres no son más que uno, que el pan no es pan o que el vino que bebe nos es tal y ‘mil otras cosas’.

‘Y para tenerles siempre en ascuas y para que no pierdan el hábito de creer, de vez en cuando, para ejercitarse en ese hábito les suelta algunos articulitos añadidos a su credo.

Tampoco se ha cambiado tanto

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