El chacachá del tren
LOS PASEOS DE DOUCE
En los días de los paseo SUPER,
no sé por qué, el Náufrago me lleva a un gran parque cuya zona sur está bordeada
por un ferrocarril. No es que yo sea muy aficionada a los trenes, excepto
cuando voy a buscarle a la estación cuando regresa de un viaje. Pero en esta
vida, lo tengo comprobado, vale más que apañes lo que puedas si no quieres
quedarte a dos velas.
Douce tras el espejo |
Tras este preámbulo para
explicar qué hago yo paseando por un andén a las doce de la mañana de un sábado
soleado, si a mí no se me ha perdido
nadie en el FEVE. Pero reitero, si pones
pegas corres el riesgo de que te quedes
sin paseo. Por supuesto, hay que ser honrado y no todo son carriles y catenaria. Antes de llegar al chachachá del
tren, ya he olido toda clase de hierbas
y rincones, saludado a amigos y
encontrar lugares ad hoc para mis evacuaciones.
Dicho esto, lo que no acabo de
entender porque ya es el segundo día festivo que me ha llevado al mismo apeadero no sé si a
esperar a alguien o a arreglar la L.A "Línea Aérea de Contacto"). Esto
último lo sé porque lo ha buscado en el Google y él no tiene ni idea de ferrocarriles.
No obstante, sigo escamada porque ha pasado la mañana cantando el ‘chacachá’ que es más viejo que la tana.
Y ahí lo tienen
canturreando esta murga al regreso a casa:
Al compás del chacachá
del chacachá del tren:
¡qué gusto da viajar
cuando se va en [exprés]!
Pues parece que el amor
con su dulzón vaivén
produce mais calor
Trenes from Miss Douce
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