La voz de Amin Maalouf

“EL DESAJUSTO DEL MUNDO”

En los tiempos que vivimos y más en estos períodos de elecciones hechos tan sólo de promesas, de  palabras, disputas, desavenencias, de mutuos reproches y semejantes ineptitudes, donde no aparece ni un atisbo de comprensión y mutuo respeto, vale la pena alejarse de ese pandemonio sin sentido, que a ninguna parte nos lleva, sino  que nos separa mucho más. Es  llegado el momento de escuchar las palabras de los que desde la sensatez y la clarividencia nos muestran la realidad, al parecer, sin grande éxito.

Así suena la voz del libanés,’ Amín Maalouf, 60 años, en su libro: 'El desajuste del mundo”. Cuando nuestras civilizaciones se agotan', "existe una necesidad de universalizar los valores éticos, porque están yendo hacia atrás". Ilusionémonos y pensemos que aún es posible, o si no la realidad se convertirá en las consecuencias que ya vivimos:

“Hoy en día, el papel de la cultura es proporcionarles a nuestros contemporáneos las herramientas intelectuales y morales que les permitan sobrevivir: nada menos.

¿Cómo vamos a llenar esas décadas adicionales de vida que la medicina nos regala? Cada vez somos más los que vivimos más años y en mejores condiciones; y no pueden por menos de acecharnos el aburrimiento y el temor al vacío y no puede por menos de tentarnos huir mediante un frenesí consumista. Si no queremos agotar enseguida los recursos del planeta, tendremos que dar tanta preferencia como sea posible a otras formas de satisfacción, a otras fuentes de goce, sobre todo a saber más y a desarrollar una vida interior floreciente (..) Podemos intentar satisfacer las necesidades y gozar de los placeres de la existencia consumiendo más, lo que supondrá una carga para los recursos del planeta y acarreará tensiones destructivas. Pero también podríamos hacerlo de otra manera, haciendo prevalecer el aprendizaje en todas las edades de la vida, animando a nuestros contemporáneos a que estudien lenguas, a que se apasionen por las disciplinas artísticas, a que se familiaricen con las diversas ciencias, para que así sean capaces de valorar lo que significa un descubrimiento en biología o en astrofísica. El saber es un universo inconmensurable, todos podríamos pasarnos la vida entera tomando cosas de él sin tasa y no lo agotaríamos. Mejor aún, cuanto más le pidamos al planeta en este sentido, menos le quitaremos.

Lo dicho es ya razón suficiente para considerar la primacía de la cultura como una disciplina de supervivencia. Pero no es lo único. Existe algo, no menos fundamental, y que bastaría por sí mismo para justificar que la cultura ocupase el centro de nuestra escala de valores. Se trata de la forma en que puede ayudarnos a manejar la diversidad humana.”

(Amín Maalouf, "El desajuste del mundo,2009)