El 'furbo' y las anchoas

"SI NOS LIBRAMOS DEL DESCENSO, PROMETO ORGANIZAR UNA FIESTA EN ASTURIAS PARA DEGUSTAR ANCHOAS." (M.A. REVILLA)

Está claro que este mundo nuestro, al menos por estos predios, es la mar de curioso y es conveniente tomarlo como viene. No es aconsejable ponerse, ni demasiado solemnes, ni demasiado frívolos. Durante estos días de crisis, de recortes, del tobogán de la Bolsa, de sustos y lenitivos, el periódico local aparecía todos los días con portadas, a toda foto y a todo color, sobre el porvenir del equipo local de fútbol, de nombre Racing Club, muy castellano como ven, o cántabro. La comida estaba servida: anchoas, orujos, osos ofrecía el Presidente a los vecinos asturianos, si en su visita a los Campos de Sport del Sardinero, se portaban como ‘buenos chicos’. Nunca la simpatía ‘astur-cántabra’ había sido tan íntima, nunca los piropos y la loa a las virtudes asturianas habían sido tan proclamados. Tan entusiastas y serviles habían sido los venales piropos que sus ecos han llegado hasta la capital del Pisuerga, donde el equipo local se juega también su suerte.

El presidente castellano no ha podido por menos de intervenir, ante el populismo, una vez más, del forofo presidente, no sé si decir cántabro, o ególatra. Paisajes, costumbres, mares, anchoas, AVES y cuanto haya por esta bendita tierra, son él, el ‘hipostático’. Hasta el equipo al que un día despreció. Pero hoy, cuando las cosas vienen mal dadas, y las ‘Aves’, ‘sus Aves’, parece que no emprenden el vuelo de momento, hay que agarrarse a cualquier ‘triunfito’ que se haga propio y se pone camisetas verdi blancas, bufandas al cuello, al modo de estolas papales y vocifera como el más alienado de los forofos “¡Aúpa, Racing!”

En la puja por quién da más, luego hablan de maletines, el edil vallisoletano aparece menos forofo: “«Yo no voy a llenarlo (Gijón) ni de lechazos, ni de ovejas ni voy a hacer el oso, verdad, en estos temas». De eso se trata, de no enseñar el ‘plumero’, pero hay algunos que revientan si están calladitos. Como verán la simpatía por el señor del bigote, es máxima.

Referencia : Diario Montañés

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