Carta al Príncipe Felipe en su cumpleaños

Estimado Príncipe, (no me atrevo a llamarle Felipe porque, entre otras cosas, no soy Jaime Peñafiel,ni entiendo de protocolos)

En primer lugar, además de felicitarle por sus 40 tacos. ¡Cuarenta años ya! (y parece que fue ayer cuando en manos de su abuela, recibía las aguas del Jordán en su cabeza). Lo primero que tengo que decirle es que los encargados de salvaguardar su imagen pública, para que no se nos ‘desgaste’, le protegen de tal manera que apenas sabemos de qué pie cojea, si es que cojea de alguno, y cómo es ‘realmente’, aparte de ese mozo apuesto, sonriente, afable en general, envidia de las madres, deseo de jovencitas y mirada más bien benévola de hombres maduros.

De usted, perdone de nuevo por saltarme el protocolo, pero es que escribo desde la isla y aquí no nos oye nadie, no se cuentan gamberradas o salidas de tiesto como de sus ‘primos’ británicos. Y es que los ingleses, tienen más manga ancha con su monarquía, porque ¡hay que ver qué familia! Entre otras cosas, porque ‘viven’ su monarquía con su flema británica, con un sentido muy práctico, porque saben que es un ‘adorno’, una decoración. Además porque su imagen sirve para hacer platos, vasos, ceniceros, llaveros, bolsos…para turistas. O sea que los ingleses aman a su Casa Real y familia, muy britishmente. No le digo la que se habría armado, si usted se hubiera permitido las libertades del de Gales y su prole.

Ser príncipe y posible rey en este país, exige unas dotes de funambulista avezado para andar con mucho cuidado por el alambre por donde pisa. Hay miles, por no decir millones de ojos que le observan y están esperando el menor desliz, o se dé un host...., para armar la marimorena. Nos va la marcha republicana, que se supone es mucho más ‘democrática’, y sobre todo porque podríamos lanzar pelotas de trapo al Presidente de la cosa, el que fuere, como si fuera el pim, pam, pum de feria. Además, ¿se imagina un ‘Presidente’ capaz de manejar a un país de Zapateros y Rajoys, más sus secuaces, los Carod, los Ibarreche, los Montilla y aledaños?

Este país, por mucho que se diga, no es monárquico, ni siquiera 'Juancarlista', artilugio éste que emplean algunos, para no decir lo que piensan de verdad. No es monárquico y no sé si sabría ser ‘republicano’. Porque la ‘República’ no es una palabra, ni siquiera una Institución, es ante todo un 'comportamiento ciudadano', capaz de respetarse mínimamente los unos a los otros. Pero me he enrollado y creo que le estoy dando el día, en lugar de felicitarlo. Perdone.

Además, supongo que sabe que el resumen que hace el pueblo de la monarquía es muy simple. No sé si es que todos desearíamos vivir a cuerpo de rey, pero la monarquía es en la mente de muchísima gente de por estos lares: yates, vacaciones, banquetes, cacerías (de todo tipo), mansiones, palacios, vagancia y otras cosas que mencionar no quiero.

No quiero aguarle la fiesta, pero mientras el “Patrón” aguante, aproveche de la mesa camilla con sus hijas, enseñándole cuentos a Leonor, paseándola en bicicleta o jugando con ellas. Ni su pase por las academias de Tierra, Mar y Aire, ni sus estudios de Derecho y Economía, ni sus ‘másteres’ en relaciones internacionales, ni todos los informes que reciba a diario sobre ejército, empresas, autonomías, asuntos exteriores y demás entretenimientos le van a servir para templar gaitas cuando vengan los Carod, los Ibarreche, los Mas, los Anasagasti y demás peticionarios que desean ser reyezuelos en sus propias 'monarquías'.

Lo que este pueblo no aprecia es la preparación, el tener que templar gaitas, intentar poner un poco de sentido ‘común’ (de colectividad). Lo que realmente les va a muchos, es que se “se le arregle lo suyo” y cuando suene la consigna de ‘leña al mono que es de goma’, aparezcan por ahí, jueves o martes , los republicanos de pico, los peñainfieles despechados, y los que les encanta sumarse a estos eventos… Y volverá a salir lo de siempre: la pasta gansa, los yates, las mansiones, los palacios, los banquetes…

El Náufrago no es ningún fervoroso monárquico, pero tampoco republicano de fácil palabra y poco sentido de respeto por la ‘res pública’: la 'cosa', el interés de todos de todos. El habitante de esta isla es más bien del tipo ácrata, que piensa que lo importante son los individuos que forman una colectividad , no quien los gobierna/desgobierna. Desde esa incredulidad y desconfianza, además de felicitarle, le va a acompañar en el sentimiento por lo que le espera. Así que aproveche la fiesta, por si acaso. Los que hoy le dan sus parabienes, más tarde van a llamarle “cantamañanas”, en cuanto pinten bastos.

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