Nuestra incierta vida normal
"El estado de ánimo y los signos de estrés… son consecuencia de los sentimientos de aprensión, duda, miedo y fragilidad que hoy forman parte de nuestra “nueva vida normal”.Es normal que la caída del pedestal de la invulnerabilidad de nuestro ego produzca salpicaduras de temor y de tristeza.
No pocos nos encontramos andando inconscientemente con los dedos cruzados, tratando de mantener el delicado balance entre la esperanza que nos alienta y el miedo que nos perturba.Nuestra capacidad de superación no es un mito, ni un don divino, ni un misterio, sino una habilidad humana muy real, un atributo congruente con las ganas de vivir.El miedo a lo desconocido afecta profundamente nuestras creencias, nuestros comportamientos y nuestra percepción del bien y el mal. [Rush W. Dossier, “El miedo mismo”, 1998].
Resulta irónico observar que sociedades que rechazan con vehemencia la pena de muerte por inmoral, cruel, racista e ineficaz no pestañean a la hora de dar licencia legal a jóvenes reclutas para matar al enemigo sin preguntar.No cabe duda de que, hoy, la inseguridad, la incertidumbre y la vulnerabilidad forman parte de quienes somos: "Llevamos muy bien el estar mal si mañana vamos a estar muy bien."
Julián Marías, “La felicidad humana”,
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