Psiluetas

"PSILUETAS" EN LA CALLE DEL SOL
Encuentra tu cuadro,
o deja que sea él
quien te encuentre a tí...
BEA

psiluetas
Mercadillo en la Calle del Sol
El Náufrago tenía una cita a la que él mismo se había citado: Calle del Sol, al mediodía. Llegó a la hora concertada, bailes, conciertos, talleres, mercadillo... Los músicos estaban acabando de acondicionar su escenario en un garaje, gaiteros y pasiegas esperaban su turno charlando. Los puestos del mercadillo habían escogido el lugar más adecuado: artesanías, cuadros, brazaletes , cada cual se afanaba en colocar su mercadería.

El Náufrago se acercó al 'puesto' de una joven que había escogido la reja de un jardín y una mesa donde colocar los cuadrros. La sombra de un árbol cobijaba sus 'Psiluetas', colgadas en las rejas, o cuidadosamente colocadas sobre una mesa, junto a sus tarjetas de 'visita'. El Náufrago intercambió con ella unas breves palabras. Las suficientes para conocer su 'técnica', su 'inspiración' y desde cuándo había sentido la necesidad de 'psiluetear' sus pensamientos, sus emociones. "Psiluetas que entran por los ojos y rebotan por todo el organismo convirtiéndose en parte de ti mismo. Te tocan profundamente, produciendo una resonancia musical en tu inconsciente que provoca que todo tu organismo vibre lleno de vida y que se exprese... en forma de silencio, de sentimiento, de movimiento, de plenitud…de conexión con todo tu yo, aunque sólo sea por una décima de segundo..."

Hablaba con calor de su afición a la pintura desde muy pequeña, la influencia de su madre, lo feliz que se sentía pintando y abriéndose paso en esta sala de exposiciones de la calle.
***
- Mientras hablaba seguía sacando sus cuadros de una gran caja de plástico y los iba colocando con cuidado. Cada 'Psilueta', tenía adherido a una esquina una cifra que marcaba el precio que había adjudicado a sus cuadros de diferentes formas y tamaños.

El Náufrago se interesó por uno, pequeño, al alcance de su persupuesto 'jubiloso'. La chica, no había hecho aún caja, y no tenía vuelta del billete del que disponía el 'comprador'. No importaba, las casetas de 'pinchos' ya estaban disponibles . Hacia allí fue, a tomar su caña y su pincho. Ya tenía 'suelto', para adquirir aquella 'Psilueta' de señorita malabarista con sombrero.

Demasiado barato si tenemos en cuenta, que no estaba pagando el cuadrito que aquí figura, al lado. Había que añadir, sus sonrisas, la naturalidad y simpatía con que hablaba de su 'afición y todo lo que esa tarea amada suponía. Y aquí está y cada vez que la vea recordará las palabras que figuran en la tarjeta pegada en el dorso:

"Encuentra tu cuadro,
o deja que sea él quien te encuentre a tí...
***

En la tarjeta venía también la dirección de su blog: "lo tengo un poco abandonado' me dijo. No importaba. En él encontró el Náufrago lo que había insinuado cuando hablaba de su técnica y su inspiración, que le venía mientras dibujaba:
"Psiluetas que juegan a ser tu espejo, a provocar que te encuentres con recuerdos, sensaciones imprecisas o concretas, emociones escondidas en profundos recovecos de tu psique…Psiluetas vivas, juguetonas, cambiantes, traviesas, desconcertantes, crudas… porque quizás lo que te dicen hoy no lo repiten mañana…porque quizás provocan en ti un eco de algo que permanecía oculto en regiones insospechadas de tu mundo personal y que sólo se atreve a emerger a través de una pintura…


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